CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

Si tienes problema con todo, si fácilmente encuentras un problema en tu relación con las personas que te rodean, con las cosas que te rodean, con tus circunstancias, con las instituciones, entonces tienes un gran problema.
Si fácilmente te sitúas en el mundo de los problemas, tienes un gran problema. Si fácilmente tienes problema con cualquier cosa, si el problema está cerca, entonces tienes un gran problema, porque todo siempre va a estar ahí.
Todo, la realidad, está antes que tú. Eres tú el que te has despertado en eso que te rodea. Y si tienes problema con todo lo que te rodea, entonces es el momento de interiorizarte y buscar la paz. Es el momento de dejar de mirar el conflicto, que quizá sea simplemente una actitud reactiva, es decir, carente de conciencia, dentro de ti.

Cuando eres reactivo es que no estás actuando desde la conciencia, desde el diálogo. La forma que te facilita salir del conflicto es dialogando. Dialogar no quiere decir estar de acuerdo, sino estar en desacuerdo, pero expresar, vocalizar y verbalizar el desacuerdo. Y luego, escuchar la respuesta, porque cuando expresas, después necesitas escuchar. Tú dices algo y luego escuchas.
Esa simple actitud ya empieza a transformar la realidad con la que conflictúas. Si estás en un lugar extraño, no te puedes mover y necesitas ayuda puedes gritar “eh, estoy aquí”, y luego escuchar a ver si alguien te responde. Lo mismo sucede cuando estás en una situación conflictiva, donde tienes que expresar y luego abrir un tiempo de respuesta, ya que no puedes exigir que la respuesta sea inmediata.

Ese tiempo de respuesta que abres empieza por un lado a despertar tu conciencia, permitiendo a la realidad ir desplegándose, mientras tú miras. Y, por otro lado, sales de la reacción, de la reactividad, que es actuar sin conciencia.
Si te sitúas en la escucha tienes que estar parado escuchando, quieto y escuchando. Si paras el cuerpo, paras la reactividad, que es una reacción encadenada, que no controlas. Y cuando paras la reactividad encadenada y al mismo tiempo escuchas, estás ampliando la realidad, permitiendo que la realidad actúe; estás permitiendo que la realidad amorosa, mágica, y espiritual dentro de todos los objetos que te rodean empiece a presentar su aspecto maternal.

La realidad te cuida y te nutre, aunque protestes, aunque te pelees, aunque expreses discordancia. Cuando dejas que la realidad salga de su posición de plegamiento y se expanda, cuando permites que la realidad se abra, entonces, puedes atravesar por el medio de cualquier conflicto.