CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

Fijar tu atención y considerar a Ra te permite comprender el significado de los cinco colores del Tzolkin, dialogando con tu alma y ampliando tu conciencia, tu realidad y la de tod@s.

Tanto los contenidos expresados por Ra como los contenidos expresados por los colores son parte de un diálogo contigo, pero si no estás tú no hay nada, ni siquiera realidad. Sin embargo, cuando estas presente hay un momento en que toda la humanidad se asoma a través tuyo ante la realidad, porque hay un momento en que Dios y el humano son lo mismo.

Todo son contenidos, todo son palabras. Pero hablar de palabras es hablar de dialogo, como el fuego, intercambio de electrones u oxidación-reducción.
La palabra también es un alimento; sobre todo es un alimento, que crea y construye la realidad cuando sale de la boca de LO REAL, dimensiones superiores o Dios. La palabra desde LO REAL nutre al alma y trae el cielo.
Por eso aparece como Ra, o sea como luz.

Se cuenta que en el principio solo había agua, NUN, y que de este agua primordial surge como de un huevo RA, quien llama a la existencia a todas las cosas y seres, nombrándoles. O sea, crea todo lo existente con su palabra.
Eso es muy bonito, pero si está hablando de ti, de mi o de cualquier persona, lo que dice es que antes de recibir palabras con las que dar forma a la realidad, la persona está ante una realidad sin forma, como el agua. Es impensable e incomprensible, y solo puede actuar desde el instinto, o sea reactivamente, porque no puede crear. Es una realidad infrahumana.
Aunque sea mudo, el humano necesita recibir palabras para ser humano-luz. Hablar es tan importante como comer para un ser humano.
Por eso los trabajos que no te permiten hablar, o sea interactuar desde la luz, te roban el alma y saquean a la Madre Tierra.

La mitología egipcia cuenta cómo lo primero es el agua. Hay una realidad informe como preexistente, porque todavía no hay nadie que pueda contarla, decirla, expresarla o comprenderla. Entonces surge RA.
En eso es similar al Tzolkin, donde se dispone como primer sello al Dragón y luego al Viento.
El glifo que representa al Dragón, que es el nombre que le da Arguelles -gracias Arguelles-, es un cubo de agua. Por eso el Dragón es agua, y el nombre dado por Arguelles significa primordial, anterior a la forma, que está en esta dimensión de la forma pero proviene de dimensiones que no necesitan forma.

Luego aparece RA, la luz, y es presentado como Dios, que crea todo con su palabra. También Viento lo asociamos con el gran espíritu, y en el relato de la creación contado en el Popol Vuh con Huracán.
Pero se trata del proceso cognitivo. La realidad para ser conocida, reconocida y representada necesita de palabras. Viento y Ra se fusionan en ese proceso. Las palabras y la luz van juntas.

En el Tzolkin, la autoexistencia aparece asociada en los sellos a la Semilla, que habla de un programa innato, y aparece en la onda del humano en el lugar trece como trascendencia. Así, el Humano es trascendente cuando encuentra o reconoce la experiencia de la autoexistencia, como Ra Atum.
El Humano es trascendente cuando es autoexistente y eso sucede en su conciencia.

Abraham contiene el RA de la iluminación, de la trascendencia de la autoexistencia, pero también es una palabra arquetipo, o sea para toda la humanidad.
Contiene AB que significa «padre», algo que cualquiera puede consultar en diccionarios o Wikipedia.
También contiene AM, donde aparece como traducción «madre» y la resonancia del «agua» y de la «mem.»

Pero lo más importante es que AB o IB también significa corazón en el lenguaje de los constructores de las pirámides. Es el AB o IB que es pesado en el juicio de Osiris y que cuando pesa menos que una pluma te permite el paso a la inmortalidad.
AB RA HAM traduce entonces la fórmula para entrar en la inmortalidad. Corazón – Luz – Agua.
Corazón se sitúa sobre el dios Jepri y explica que no es el cerebro sino el corazón lo que te hace Luz, o sea Ra o humano trascendente; el cerebro del corazón.
Y Am se sitúa sobre Atum como agua y la energía empática amorosa.

Actuar desde el corazón y la energía amorosa creadora permite al humano el acceso a la sociedad celeste.