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Hay una malla que une a todas las personas, tal vez en conexión con las neuronas espejo de la empatía.
También hay una malla que activa las células madre, porque la malla que une a todas las personas es también la malla de la vida, o sea del ser siendo, que es algo que es absolutamente gratis. La activación de la malla de la vida que une a todas las personas activa el vórtice energético existente en cada persona.

Cada persona en la malla es como un chakra, es decir un lugar especial de cruce de energías que transmite, quizá optimizándolos, los impulsos energéticos, es decir tiene un patrón ordenante armónico.
Lo único que no hace un chakra nunca es trabajar para sí mismo, es decir, salirse de la malla del cuerpo.

Por eso cuando estás en la dimensión óptima donde eres una energía armonizadora chakra, no puedes actuar desde el ego, es decir, no interesan las cuentas corrientes, los recibos pendientes ni tampoco las supuestas ofensas de los clanes; cuando actúas desde la energía chakra de lo óptimo que enlaza a todos los seres humanos, no haces un filtro solo para los latinos, caucasianos o zulús. Es imposible.
Cuando te sitúas en ese vórtice energético de lo óptimo, el único “solo” que puedes activar es el de solo para la maravilla, solo para la vida, solo para todos sin excepción.