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Colón bien pudiese ser americano, o sea nacido en el continente que actualmente llamamos América, y fue a buscar a los otros, a las personas que vivían en el viejo mundo.
El origen de Colón todavía hoy es desconocido, y ya cada vez son menos las personas que le atribuyen un origen italiano, entre otras cosas porque lo único que parece estar bastante probado es que no conocía el italiano y nunca se había expresado en ese idioma, ni siquiera había utilizado italianismos, que son esas formas de construir de una persona de otro idioma cuando habla un idioma nuevo aprendido.

Una de las posibilidades que no se ha considerado en la atribución de su origen es precisamente la de ser alguien nacido en América, es decir un nativo americano, que descubrió Europa, en el sentido que se dice “descubrir”: descubrió Europa para América o América para Europa.
De hecho, lo que sí parece seguro por la forma de navegar es que había estado en América. No sabemos dónde nació pero sí sabemos que había estado en América y cómo ir en línea recta.
No hay como leer el relato del viaje y como va analizando los objetos que se encuentran en el mar flotando, en la versión del viaje que hace Bartolomé de las Casas, y también la forma de navegar, que es “en línea recta”. En línea recta no se puede ir a lo desconocido y menos en esa época.

Por eso antes de lanzar un ser humano al espacio, los científicos y las potencias que apostaban por la aventura espacial habían enviado naves sin tripular y naves tripuladas con animales. Lo primero que hicieron no fue enviar un hombre al espacio.
Tampoco Colón informó a todas las cortes europeas y asoció a los hermanos Pinzón y a otros marineros a un viaje a lo desconocido, sino a un viaje conocido, muy conocido, familiar.
No solo Colón, fuese cual fuese su nombre, que también es desconocido, sabía cómo enlazar América y Europa, sino que posiblemente era algo conocido también por sus familiares, concretamente por su padre y por muchas más personas. Lo único que decidieron fue que dejara de ser un secreto, porque era el tiempo de abrir ese camino en bien de TODA LA HUMANIDAD.

Por eso podemos hablar de Colón como alguien que vino de un lado a buscar a los que estaban en el otro lado, y que también abrió o descubrió ese otro lado para los que estaban en el primero.
Sabemos que hoy la conciencia de la libertad se asienta en parte en América y que la sociedad que construye favorece el reconocimiento de la mujer.
En el mismo tiempo que Colón, había fuerzas poderosas capaces de navegar hasta América que recluían a las mujeres como propiedades en los harenes.
En otro área altamente evolucionado culturalmente, las mujeres eran quemadas cuando moría su marido, cosa totalmente inexplicable.
También en la alta cultura china, la mujer con sus piececitos traumatizados sabía lo que eran los harenes.

Todas estas culturas podían haber ido a América y haber expandido su cultura por allí, y no precisamente en forma de acupuntura, yoga o danza oriental.

Hubiera sido muy difícil que esa energía femenina que contiene la vibración de lo óptimo pudiese dar un florecimiento que arrastrase a lo masculino hacia lo óptimo, porque esas otras civilizaciones eran muy poderosas y aún siguen siéndolo, en parte por la fuerza del miedo y del terror.
En una visión anticipada, hay algo que se debe hacer para evitar que algo suceda, por lo menos es lo que nos ha enseñado el abuelo “terminator”.

Quizá la nave Santa María pudiese en otra traducción a otro idioma ser la nave de Santa Isis.
Perdón y gracias.