Descripción y Contraportada:
Este es el quinto libro publicado por José Cabal y Ana de Lucas, conteniendo una recopilación revisada y ordenada de escritos publicados desde julio de 2013 hasta julio de 2014 (año maya 2013). Al igual que “El Libro de las Sincronías”, se centra en el autoconocimiento y toma de conciencia de los procesos que como humanidad estamos viviendo.
Este libro está dirigido a todo aquel que tenga interés por profundizar más allá de lo aparente, de la realidad habitual, de las rutinas y de lo establecido, impuesto o acostumbrado.
“Hay muchas posibilidades que permanecen inéditas. Es como si solo ocupáramos la parte más repetida de la realidad, y de esa forma muchas posibilidades quedasen sin ser reales, porque no se realizan.”
“Evidentemente no hay una dirección obligatoria para mirar, sino en todo caso una multiplicación de posibilidades.”
“Todo tiene sentido, solo que quizá estás tan absorto en tu propio descuido, enredo, confusión o incluso euforia, que no puedes percibir que hay fuerzas ayudándote permanentemente.”
“El gran problema evolutivo no es lo que no sabes, sino lo que sabes.”
Índice:
- ¿Vivimos la realidad?
- Perdón, gracias, te amo
- La perfección y los errores
- Acceso a otras dimensiones
- Salto evolutivo. Despertar
- La conciencia espiritual
- El diálogo interior y el diálogo con Dios
- Sintiendo
- ¿Qué es el tiempo?
- Desde mi ignorancia
- Escuchar a la mujer
- El programa interior del ser humano
- In lak’ech o «tú eres otro yo»
EXTRACTO DEL LIBRO:
TODOS NECESITAMOS PEDIR PERDÓN:
Todos somos Bonnie and Clyde. Todos tenemos algo por lo que necesitamos, desde nuestro interior y desde nuestro corazón, pedir perdón, siendo esa necesidad y su realización algo que restablece la armonía. En sí es una experiencia del ser humano.
Quizá no sea una experiencia de seres puramente angélicos, incapaces de cometer error, daño, pecado y de escuchar a su ego o como quiera que lo llamemos, pero el ser humano sí tiene la experiencia del perdón en su interior como algo que le expande y le lleva a la plenitud.
La experiencia del perdón toma fuerza en el mundo de las emociones, sin suponer muchas veces ningún cambio en la materia, en lo físico o en lo geográfico, sino solamente en el interior. El perdón pertenece al mundo de la emoción.
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