CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Una de las particularidades del agua es que es transparente, es decir que no necesita ser vista, mientras que en lo sólido, excepto en casos muy contados, sucede justamente todo lo contrario.

La vocación de lo sólido es ser visto y ser reconocido por su forma, mientras que precisamente por su forma impide o tapa la visión de otras cosas, ya que una cosa delante de otra impide, si es suficientemente grande, que se vea la segunda.
Sin embargo, el agua no. Si pones agua delante, sigues viendo lo que hay detrás.

También la forma rígida hace que las cosas no entren unas dentro de otras, a no ser que tengan una concavidad para ello.
Sin embargo, el agua, como no tiene forma, rodea las cosas. Cuando llueve, caen gotas de agua, y a no ser que estén en forma de hielo, no te dañan. Pero si lo que cae sobre ti son sustancias sólidas no necesitan mucha altura para herirte.

De la misma manera, puesto que el agua no tiene forma y se adapta a ti, te permite moverte dentro de ese elemento, mientras que cualquier sustancia sólida en que te encuentres sumergido te inmoviliza.

Por otra parte, si dejas caer por ejemplo arena o cualquier elemento sólido troceado, la forma que adopta normalmente es la de un montículo o una montaña, es decir más ancho en la base, pero va subiendo según la cantidad de sustancia que dispongas. Es decir, los objetos sólidos se amontonan, creando una superficie sólida sobre la cual puedes ascender.
Pero el agua no forma montaña, sino horizonte. Si se llena una oquedad de agua, la superficie que resulta es horizontal y no puedes crear altura.

Eso está traduciendo dos posibilidades, la del horizonte asociado al agua, y la de la altura asociada a lo sólido. Para ser muy gráficos, si de repente el monte Everest se convirtiese en agua, se transformaría en una superficie lisa, que estaría traduciendo el horizonte esférico de la tierra, es decir lo que hacen los océanos.
Sin embargo, si el agua de los océanos se transformase en rocas y tuvieses la maquinaria suficiente para mover esas rocas y colocarlas una encima de otra, si pudieses subir por esa escalera, creo que verías muy de cerca a la luna.
Esto tiene algún interés, si es que por casualidad lo tuviera, simplemente para determinar la importancia del HORIZONTE.

El agua es EXTRATERRESTRE. Sabemos, sobre todo si creemos en que la NASA y sus científicos son fiables, que el agua es extraterrestre, o sea de fuera de la tierra y no de la tierra.
Es decir, si creemos que la NASA y otras entidades del mismo estilo buscan y contratan -aunque no sepamos por qué ni para qué o no coincidamos con la idea que representa en nuestra mente la NASA- a los mejores científicos, precisamente porque son los mejores, entonces podemos aun sin haber hecho la experiencia probatoria, confiar y creer que el agua tiene su origen más allá del sistema solar, y ha venido a buscar y a contactar con la materia, pero en la forma más elevada, que en realidad es luz cumpliendo una misión.

La luz se transforma en materia; el fotón adquiere masa y es reconocido como Bosón. En el año 2012 y 2013 se hicieron suficientes experimentos para comprobar este paso y cómo el interior de la materia es luz.
Los átomos ya no son como se pensaba en las teorías griegas requeteantiguas; no son las partículas más pequeñas sino que están compuestos por partículas subatómicas, entre las que se encuentran como más básicas los bosones y sus equivalentes.

Y entonces parece suceder que, además de que la luz adquiere masa, cuando ha sido troceada en bosones busca de nuevo la superación de las barreras que le diferencian de los otros componentes del mismo espacio, porque esa masa busca permanentemente la unión con sus semejantes.
Es decir, el fotón en el mundo de los fotones es luz sin barreras, sin limitaciones, pero en el mundo de los bosones, está dentro de su masa, porque la forma es una barrera.

Eso también es una expresión de lo que le sucede a Osiris.
Osiris también es luz, pero troceada. Y aquí volvemos a encontrarnos con aquella historia, donde algo que está vivo de forma permanente quiere dialogar contigo, porque también forma parte de ti.
La luz entra en la forma y se encuentra con que su deseo es la unión. La forma le separa y dentro hay algo que quiere unirse.

El átomo en su forma elemental contendría solamente un electrón, dando vueltas sobre su núcleo, que contendría un protón.
Pero eso es un inicio, porque en la supernova, que es como el doctorado de la materia, hay una progresión ascendente donde cada vez hay más electrones dando vueltas a un núcleo cada vez con más protones, y esa agregación de electrones está sucediendo simultáneamente en muchos lugares.

Las estrellas son lugares donde se está produciendo una elevación del número de electrones. Y esto se produce en muchos lugares a la vez, que es lo que configura ese escenario que es una estrella y finalmente una supernova.
Es decir, que la fuerza que hace que se unan esos electrones es lo que se va a transformar en luz, de modo que la materia es luz cumpliendo una misión.
Pero la luz es materia amándose, porque la luz de las supernovas también está compuesta de electrones, muy “estudiosos” eso sí, que han ido subiendo hasta formar platino y otros cuerpos que son los más materiales, pero que solo suceden en los lugares más luminosos.

Entonces resulta que el agua, y ya nos situamos en nuestro escenario, ha venido a buscar desde más allá del sol a toda esa elevación de la materia que se ha transformado en luz, que finalmente ha explosionado en una supernova y ha aparecido como polvo metálico, que se está aglutinando de nuevo.
Y el agua es lo que permite unirse a ese polvo metálico.