CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El humano es de la familia de Dios.

Es un tema muy interesante. Sí, claro, habría que definir qué es interesante o no, y quién tiene que decidir qué una cosa es interesante. Bueno, habría que definir todo eso en el caso hipotético de que alguna persona lo pregunte.

Pero fuera de eso y para quien quiera escucharlo, podemos decir con toda claridad que el humano, el ser humano, o sea tu, eres de la familia de Dios. Dios es de tu familia.
Podemos afirmarlo con gusto, sabiendo precisamente a través de ese confort y de esa sensación extraordinaria que es importante.
También podemos determinar que para tu alma es importante escucharlo. Quizá tu alma te incluya y te abra los oídos, para que tu niño herido pueda escucharlo y entonces liberarse del hechizo que le impide ser.

Por eso agradecemos con gusto la invitación a pronunciar esas palabras, que quizá aparezcan en caracteres que fabrica el ordenador como letras, pero antes han sido palabras, y damos las gracias de poder pronunciarlas.
El ser humano -tu, yo, el humano- es de la familia de Dios. Dios es de nuestra familia.
Hermanos, Dios es de nuestra familia; es de tu familia.

Sí, claro, es tan sencillo como poder comprobar que el Tzolkin –gracias, Tzolkin-, asocia varios conceptos para dar forma a lo que se denomina familia.
El día que es humano, es decir donde aparece el sello del humano, en otros años solamente puede ser la tierra, el viento, la mano y el humano. Eso es lo que se llama familia.
Entonces, vemos que el viento blanco, que corresponde al gran espíritu, es el que inicia la familia del humano en el Tzolkin.

El Tzolkin solo son 260 casillas, hermanos, que aparecen en un orden determinado para ser interpretadas.
Si salimos de estas 260 casillas, estamos en los calendarios, también que utilizan esos conceptos, pero en el Tzolkin son solamente 260 casillas.
Todos los calendarios que contengan 52 semanas agrupadas en 13 meses y un día sin tiempo, están hablando del año y de un tema relacionado con el tiempo, que presenta una información que también es espiritual. Pero es un tema del tiempo.

Si hablamos de tunes y katunes, también son secuencias, pero no una cuadrícula de 260 donde puedes encontrar tu oculto, tu onda, la onda de tu oculto, el tono con el que resuenas, la columna que tiene que ver con ese tono y tantos otros conceptos, pero siempre sobre una cuadrícula de 260.
Estamos hablando de 18 vinales, tunes, katunes o baktunes, pero no del Tzolkin, que son 260 conceptos que se enlazan.

El Tzolkin es una especie de lente, que amplifica determinados conceptos y relaciones, aunque también puede ser considerado como una bola de cristal, donde puedes ver situaciones, porque al fin y al cabo una bola de cristal es una lente. Si tienes una bola de cristal y la colocas encima de algo, ves algo muy agrandado.
También podría ser simplemente un espejo, porque realmente el Tzolkin es un espejo doble: lo de arriba se refleja abajo y lo de la derecha, a la izquierda.

Si sacas al Tzolkin de ahí, los tunes, baktunes y los meses lunares estás manejando conceptos cercanos con un punto alejante, es decir, te alejan del Tzolkin. Pero te acercan, porque manejan contenidos similares resonantes.
Esa lente o doble espejo está en el Tzolkin. Puede ser que al acercarte, te aleje. Por eso conviene volver al Tzolkin de 260, al Tzolkin 13:20.

Ahí encuentras que el humano es familia del gran espíritu. Su familia asociada también lo corrobora, porque la tormenta aparece en la familia que expresa los ocultos de la familia del humano. Y la tormenta está asociada con el Dios creador Huracán.