El CAMINANTE DEL CIELO, cuyo oculto es la Estrella, está situado en el tercer nivel.
De los cuatro escalones, es el tercero. Aunque hay muchos conceptos simultáneamente, uno de los asociados al 3 es la conciencia y el presente. La conciencia siempre es un acto presente, que sucede en el transcurso, en el tiempo y en el momento; la conciencia no es una foto.
Por eso en el 3 es donde está más vivo todo, moviéndose. Como fuego, es oxidación-reducción e intercambio.
Es interesante observar el tercer nivel, que es el que te va a permitir coger el espejo.
Cuando llegas al nivel del caminante del cielo y te expandes plenamente es cuando puedes tomar el espejo como herramienta mágica, super-real, supra-real, de máxima realidad.
Pero el espejo solamente es herramienta de máxima realidad para una persona que ha realizado la máxima transformación y el máximo despertar. Si no, es un objeto más, intranscendente, porque si la persona no está despierta, está en lo intranscendente.
Es interesante observar qué componentes están asociados a ese nivel, ya que todos tienen una repercusión muy directa sobre el ser humano.
Tenemos el mono y el águila en los extremos, que en sí son tiempo, azul y tres. Ahí se concentran muchos contenidos del 3.
Ese nivel se inicia con el MONO, como nuevo nacimiento, alegría y osar; sentir con conciencia aquello que osas observar y percibir.
El caminante del cielo es un catalizador para que ese osar, percibir y sentir se transforme en un ÁGUILA, en la supravisión o la visión de lo óptimo. El caminante del cielo ahí es el que actúa como catalizador de esa transformación, que siempre es azul, y está en el tiempo y en la conciencia. A veces es difícil no separar un contenido de otro, pero conviene asociar esos contenidos: tiempo y conciencia van juntos y son lo mismo. Por eso el tiempo es la oportunidad de la conciencia, del ser.
Los otros componentes del tercer nivel, relacionados con el ser humano, son precisamente el humano y el mago, que están a los lados del caminante del cielo, que es el catalizador.
El HUMANO con la libertad, situado a un lado del espejo, se transforma en un MAGO, que es un mago amoroso. Solamente puede ser mago la persona que es tan empática que siente lo que sucede, y te siente, a través de sus neuronas espejo, pero además ha conectado con la conciencia para poder transformar aquello que te hace sufrir, sea físico, moral o emocional.
El mago te siente y además desde su sabiduría te transforma, te libera.
Entendemos que en esto hay un aprendizaje, porque el despertar en sí es un aprendizaje. Otras personas pueden encontrar que no es un aprendizaje porque es innato; no necesitan instalarlo porque es innato. Sin embargo sí necesitan activarlo, darle al On y que comience. Es decir, el aprendizaje del mago es el aprendizaje del despertar.
Todo esto está en el nivel del caminante del cielo. El caminante del cielo, que es un cuerpo de luz, contiene esos atributos: la alegría del osar, la inocencia, los pensamientos elevados, los contenidos del mago, de la empatía y los contenidos del águila.
Es un cuerpo con esos contenidos. Y esa actitud del caminante, que también es una progresión y un transcurso, es la que se despierta y acontece en ese nivel.
A partir de ahí el caminante del cielo puede coger el espejo en el nivel 4.
Por eso es importante que te reconozcas como un caminante del cielo. Pero no es una titulación que te das. Puedes decir que eres un caminante del cielo como un deseo o como un ensueño, pero ese nivel sucede cuando te ves rodeado y encuentras otros caminantes del cielo.
Son otros caminantes del cielo los que como espejo te sitúan en esa conciencia, porque tú los encuentras maravillosos y dices “esta persona es celeste”. Desde tu interior, donde está la verdad, dices “son maravillosas las personas que me rodean”.
Estamos hablando de la sociedad de la estrella.
