CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Perro
EL PERRO (Extracto del Libro de los Sellos)
El Perro se relaciona con el amor incondicional. Representa el amor profundo, verdadero, respetuoso, no invasivo.
Es perfecto en sí mismo, al corresponder al tono 10 de perfección.
Es el amor que surge desde nuestro corazón, de forma espontánea, sin obligaciones ni deudas; con alegría, desde nuestro niño interior.
No está asociado al sufrimiento ni al dolor, sino a la alegría del Mono, que es su oculto.
El amor es el fin del mundo, por lo menos del plano, y se puede vivir en un mundo plano descubriendo que eres más feliz y tienes mejor salud y hasta prosperidad cuanto más pacifico, tolerante, respetuoso, solidario y cosas así seas y enseñes a tus hijos. Pero si el intento es hacia el amor y además incondicional, a lo que te aproximas es al final de un mundo plano y el comienzo de la elevación, o sea a las puertas de otra dimensión.
Hay por lo tanto otro valor asociado al Perro–amor, y es su valor vibracional, como puerta de acceso a dimensiones superiores.
El amor, o sea el Perro, es como un espejo, pero un espejo como el de Alicia en el País de las Maravillas, o sea el acceso a otra realidad.
El Perro ocupa justamente la horizontal 10 y es un final, porque la horizontal 11, o sea la que sigue a la 10, ya no continúa sino que refleja, apareciendo los ocultos en una relación especular, siempre sumando 21. El Perro, horizontal 10, y el Mono, horizontal 11, son lo mismo como ocultos que son, y ocupan la línea del horizonte. El horizonte es la frontera del cielo, y ese es el lugar del Perro.
El Perro, onda 14 del Tzolkin, ocupa el segundo lugar en el castillo 4, el lugar del desafío o del regalo. Como onda segunda su verdadera naturaleza es similar al Mago, que es la segunda onda del Tzolkin, o sea supone aprendizaje, desafío y regalo, y como es blanco supone refinar, pero la madurez, o sea el trabajo realizado, es la expansión de la conciencia para poder acceder a la quinta dimensión, éter o cielo.

EL NÚMERO 10:
La primera vez que aparece el Perro en el Tzolkin es como tono diez, que significa lo perfecto, perfección, de modo que su presencia en el programa inicial representado por la primera onda ya nos informa de que el amor incondicional es lo perfecto, la perfección, por lo menos en esta dimensión.
Otra cosa es dotar de contenido esa información, o sea saber qué es amor incondicional. Pero incluso desde la tercera dimensión más egótica e insolidaria, el amor solo lo podemos asociar a paz, tolerancia, respeto, colaboración y cosas así con las demás personas. De modo que la propuesta desde el Tzolkin es que lo perfecto no es que todo sea tuyo, ni que tu seas el más poderoso, sino que la perfección está en la relación que mantienes con los demás.
El Perro como sello 10 habla de perfección, y perfección habla de proceso.
Es decir que el amor es la perfección en esta dimensión, pero no es algo hecho, sino algo que se va haciendo, o sea una consecuencia de un proceso perfeccionante de descubrimiento.
El amor es un descubrimiento y un trabajo. Es un descubrimiento y un trabajo porque eres libre. Libre para quererlo o rechazarlo. Es un descubrimiento como posibilidad y es una tarea, un trabajo realizarlo.
El número diez, al que normalmente asociamos la perfección y el amor incondicional, también necesitamos asociar su valor de Espejo (onda número 10). En el 10 aparece la línea del horizonte, lugar donde el Perro (10) se transforma en Mono (11); lugar donde el amor se trasforma en alegría; lugar donde cumplido con el amor se inicia el ascenso a la iluminación.
El Perro 10, animal terrestre, inicia el ascenso elevándose como Mono, animal que habita elevado sobre el horizonte en los árboles. Pero los árboles son la fotosíntesis, la iluminación. El Espejo ayuda a ese cumplimiento.
El Espejo es también un diez, es la perfección que te lleva a la onda central, donde te sanas y te iluminas.