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El sello oculto de la Semilla es la Tierra, que también se presenta en la primera columna con el tono 4 de autoexistencia, reforzando esta característica en la Semilla, como algo visible pero también interior.
La Semilla es el fruto de la Tierra. Tu eres el fruto de la tierra, cuando lo vives con toda dignidad, porque la Semilla eres tu sin esfuerzo.
Otra característica que asocia a la Tierra y la Semilla es que ambas son portales en la columna 10, asociada a la perfección y al amor incondicional.
Los dos sellos aparecen como regalo en su onda, en la columna 10. La Semilla, la autoexistencia, es el regalo para la ensoñación, y la Tierra es el regalo para la expansión de la conciencia.
El desafío de la Semilla y de la Tierra, es en realidad un regalo para alcanzar la perfección y el amor incondicional.
Pero aun hay una relación más entre la Tierra y la Semilla, a través de las columnas.
En la columna ocho encontramos la totalidad de la onda de la Semilla. Esto quiere decir simplemente: se como eres. El programa es perfecto; se como eres; elimina lo que no pertenece al programa. “Ser como eres” es la mejor forma de estar en el cielo.
Pero la columna ocho también contiene el inicio de la onda de la Tierra, y la Tierra nos habla de unión, de fusión, de acogimiento. A la Tierra no le sobra nadie, ama a todos, y lo muestra a través de su fuerza de atracción. Como para la fusión nuclear, donde la clave está en superar la fuerza de repulsión potenciando la fuerza de atracción.
Quizás estemos hablando del amor. La tarea es rescatar el programa original, manifestado por la Semilla, que ocupa exactamente la octava columna. Rescatando el programa original es posible la integridad, y sólo a más integridad, sucede más libertad.