CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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En el antiguo Egipto, donde se expresaban a través de jeroglíficos, el AB era el corazón, que se entendía como la residencia de los pensamientos y las emociones, y que era lo pesado comparado con una pluma en el juicio de Osiris.

Podemos encontrar que este AB, corazón, del que su peso dependía el pasar a dimensiones superiores, es justamente lo que en el Tzolkin encontramos expresado por el color azul.
En la secuencia de los 20 sellos, la cuarta vez que aparece el azul, con una equivalencia similar a cuarta dimensión y cuarto castillo, es el ÁGUILA. Y la quinta manifestación del azul, con su equivalente al castillo verde y a la quinta dimensión, es la TORMENTA.

Asociamos la tormenta a resucitar, a los milagros. Pero más allá de esta “etiqueta”, que favorece la manejabilidad, la tormenta está expresando, junto con el viento, al corazón del cielo; está expresando lo que podemos llamar la fuerza creadora de la fuerza, y que experimentalmente podemos reconocer como amor.
“Experimentalmente” quiere decir que cuando miras tu vida puedes ver por un lado tus esfuerzos, normalmente dirigidos desde el ego y el miedo, y además algo impredecible e impreciso, sin forma material clara que lo sustenta, pero que es una constante y siempre es favorable.
Todas las personas podemos encontrar que hay fuerzas benéficas permanentes que nos ayudan, y lo sabemos en presente porque las hemos podido reconocer en el pasado, al recapitular sobre la vida.

Recapitular tu vida es una de las labores del espejo. No solo es recomendable, sino absolutamente necesario. Por ese motivo tienes en tu casa un espejo, para saber quién eres y qué cosas suceden en tu “ser quién eres”.
Saber qué cosas suceden en tu “ser quién eres” es simplemente conciencia, que también es lo azul, justamente ese azul cuya traducción al egipcio de los jeroglíficos es AB.

Encontrar el corazón, el AB, es importante, porque si no, nunca sabrás por qué pesa tu corazón, por qué te deprimes, por qué tienes miedo, confusiones y obsesiones; por qué quieres ser más fuerte, poderos@ y bell@ que las demás personas; por qué quieres dominar, es decir, darle miedo al miedo.
Para eso nos ayudan los espejos. No creamos que el espejo que tenemos en casa es el mismo que tenían las personas en el año 1000, en el año 100, en el 100 a.C. o 1000 a.C., sino que es algo actual. Lo que había entonces era un espejo de metal pulido; ¡mírate hoy en un espejo de metal pulido¡
Hoy hay que mirarse y reconocerse para que el corazón se desapegue, se convierta en un enlazador, o sea en un águila, y empiece a volar.

Estamos meditando acerca de Osiris, y eso es meditar acerca de Osiris y Seth y de su traducción en Caín y Abel. Tanto repetir estos nombres nos impide encontrar que Abel, el agredido, es AB-EL.
Siendo EL la traducción de Dios y AB la traducción del corazón, podemos ver que se trata de la agresión al corazón de Dios, aquel cuyo corazón está alineado con el corazón del cielo y con el corazón de la tierra. O, mejor dicho, que toda agresión a tu hermano es una agresión a Dios. No se puede dar latigazos en nombre de una supuesta santidad, porque son latigazos a Dios. No se puede aplastar la cabeza de las mujeres y darle a tu hijo la piedra para que lo haga, sin estar enseñando a tu hijo a agredir a Dios.
No se puede cortar la mano y tantas otras cosas a “tu otro yo”, porque es algo que haces a Dios.

Es el momento de aterrizar la liviandad y descargar al corazón.
Es el momento -gracias maestros huicholes- de reconocer las faltas al amor.
Es el momento de soñar la abundancia.
Es el momento de conectar con el corazón del cielo, viento-tormenta.
Es el momento de levantar el vuelo y contemplar la maravilla.
Es el momento del nuevo nacimiento.

Es el momento de la resurrección de Osiris y de la unión con Isis, porque es el momento de la paz y del amor.