CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Hablar del arcángel Rafael y hablar de los ángeles es, como decimos al principio, una forma de hablar. Es una forma de expresarse, de contar algo.
Decimos que es una forma de contar algo porque estamos intentando expresar algún tipo de movimiento de algo que no se ve. Cuando vemos una roca, se le puede llamar de mil formas, pero es una roca. Pero cuando hablamos de cosas que pertenecen a la otra dimensión, a la dimensión espiritual, que es una realidad aunque no se vea, entonces hay muchas formas de expresar algo.

Cuando hablamos de Rafael estamos hablando de un mecanismo existente, que muchas personas han encontrado, pero también que muchísimas personas no han encontrado y desconocen. Ese mecanismo consiste en que desde un nivel profundo de tu conciencia, de tu verdad y de tu existencia puedes dirigirte al nivel profundo de la vida y recibir aquello que pides.
Desde un nivel superficial puedes expresar un deseo y no necesariamente se cumple, pero cuando desde un nivel profundo te diriges a lo profundo de la vida siempre tienes una respuesta. Aquí estamos utilizando la palabra “siempre”, porque siempre sucede.

Lo difícil es situarse en un nivel profundo. Pero eso forma parte por un lado del trabajo personal y por otro de las dificultades que vas encontrando que te obligan a despertar.
Podemos considerar que estamos bajo un montón de circunstancias adversas, pero en realidad hay un momento en que nos damos cuenta de que esas circunstancias eran lo que favorecía la entrada en un nivel más profundo de la vida. Y desde esa profundidad es desde donde cuando clamas y pides, tienes una respuesta adecuada.
Ese nivel de experiencia es lo que se expresa con Rafael, que es patrón de la sanación y de los enamorados. Significa que cuando inicias ese diálogo empiezas a sanarte y entras en otra dimensión donde las leyes son leyes de amor.

Sin embargo, lo que se atribuye a Rafael también se le puede atribuir a las hadas. Cuando la persona ha conservado la inocencia de su niño interior puede pedir a las hadas, encontrando que hay fuerzas ligeras, que no necesitan una aparatosidad grande para mostrarse, que son benéficas y ayudan en todo lo que se le pide. Un niño puede verlo fácilmente, pero parte del aprendizaje del adulto serio y que “sabe” es dejar de creer en esas fuerzas, en esos ángeles o hadas.
Son el mismo mecanismo, pero lo realmente importante es poner en marcha y usar ese mecanismo. Puedes pedirlo desde tu interior más profundo y dirigirte a Dios a través de Rafael, que es la energía que interactua entre tú y Dios, o puedes pedirlo desde la inocencia y entonces dirigirte a las hadas.