CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

Lo que te adapta es también lo que te desadapta.
El ser humano tiene una capacidad innata para adaptarse ante cualquier situación, clima o circunstancia.
Pero esa misma fuerza que te permite adaptarte, cuando es mantenida en la misma dirección es también lo que te desadapta, ya que ante algo nuevo, no circunstancial, donde ya no es posible volver atrás, puede ser que te encuentres totalmente desadaptado y estés siempre mirando atrás, confundiendo lo fácil, porque está repetido, con lo gozoso.
Muchas veces la ruptura de la adaptación te expone a un cambio obligado del que huyes. En realidad es liberador, porque va buscando lo mejor de ti, que es ser libre.

Hay situaciones donde algún nivel de maestría puede ser un obstáculo para tu expansión, es decir, te impide entrar en lo óptimo, porque posiblemente tu nivel de maestría en algo aparentemente importante te da un valor que no quieres abandonar ante la consideración de las demás personas.
Puede suceder que hayas conseguido un nivel de poder -incluso mínimo, pero localmente máximo- y por ejemplo seas el jefe de los mendigos de una esquina, o sea el que corta la pana en alguna situación, doméstica, social-laboral, social-municipal, y que entonces este mínimo poder no lo quieras abandonar.
Así, estás tan adaptado a una situación, aunque pueda ser casi catastrófica, que bloquea las posibilidades de cambio.

Es importante desidentificarse. Cualquier identificación, con la víctima o con tu pequeño poder, te impide ser tú. Por eso es importante desidentificarse.
La actitud del voluntario es una actitud completamente diferente en la identificación. El voluntario expande la conciencia cuando está dispuesto a vivir una situación que en realidad es indeseada, porque sabe que forma parte de un diálogo con dimensiones superiores, dentro de un proceso evolutivo para el nuevo nacimiento.
Ese voluntario busca en cualquier situación el maná, o sea la nutrición celeste, que es lo mismo que “el pan nuestro de cada día dánosle hoy”, porque cada día contiene nutrición, más allá de la consideración mental del pequeño programa de triunfo en la dimensión del desamor.
En toda situación, la conciencia y el ser espiritual interno quieren encontrar nutrición, y entonces descubrir la autoexistencia, que es lo que le va a permitir ser él mismo en plenitud, aun en situaciones complicadas.