CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El salto cuántico es uno. Si das muchos saltos, quizá seas una rana, pero no un príncipe.

SARA también contiene el RA, como AB RA HAM e IS RA EL.
Cuidado, que nadie se ofenda, estamos traduciendo el Tzolkin y pedimos perdón desde nuestra ignorancia.
Traducimos el Tzolkin desde nuestra ignorancia porque lo amamos. Hablamos de cómo el cuatro, cuarta dimensión, se transforma en cinco, quinta dimensión, y aparece el cuerpo de luz. Tu cuerpo de luz.

Si algo sabemos, quizá gracias a internet, es que el pueblo de Abraham estaba en Egipto, o sea en el escenario de RA-luz y de las pirámides.
Sabemos que estaban en Egipto porque aparecen como pueblo, ya no como individuos o como familia, precisamente saliendo de Egipto, la tierra de la LUZ, o sea RA.
Salen de la tierra de la luz el día de Isis, que es la única que conoce el auténtico nombre de RA. Isis, que es mujer, energía femenina, conoce la palabra de la luz. El nombre de RA es una palabra; creo que se entiende.
No se trata de tener muchas mujeres, muchas Isis, quizá esclavas, sino de encontrar lo sagrado. Poseer muchas mujeres no pasa el Espejo, el pesaje del corazón ni el juicio de Osiris.
La nave de Isis sí pasa.

SARA, que también contiene el RA como AB RA HAM e IS RA EL, expresa energía femenina porque es mujer. Wikipedia traduce esta palabra hablando de Ra como «hijo de dios», o sea hijo de RA o hijo de la luz.

El «nombre de Sa-Ra» es un título distintivo de los faraones desde la quinta dinastía, hacia el 2500 aC. Era un nombre único, porque solo lo recibía el faraón y sólo había un faraón. Pero no era su nombre, sino un nombre nuevo. Lo vamos a poner con mayúsculas: NOMBRE NUEVO que recibía desde que empezaba a ser faraón.
Era un nombre nuevo y único expresando lo nuevo, pero no a boleo, como uno más o en avalancha multitudinaria, ni como grupo, familia o banda, sino dentro de una experiencia personal unificadora, experienciando la realidad UNO.
Por eso encontrar SA-RA como un solo y único hijo, hijo UNO asociado a » padre-madre, corazón, luz», o sea AB RA HAM -ancestro del grupo humano que inicia su viaje o “pasa” el día de Isis, la conocedora del nombre secreto de la luz-, es de lo más significativo vibracionalmente.

Algo une a AB RA HAM, SA RA e IS RA EL. Además de pertenecer al grupo que «pasa» y que contiene la referencia RA, todos son NOMBRES NUEVOS. Todas estas personas reciben un nombre nuevo. Todos son SA RA porque reciben a partir de un determinado momento «su» nombre nuevo, su experiencia única trasformadora que los hace más reales. Expresan UNO.
La experiencia de la realidad UNO o realidad DIOS es fundamental. La experiencia grupal como superación del ego-depredador está bien, pero el castillo verde y la sociedad de la estrella no son evolutivas por la experiencia grupal sino por el nacimiento, o sea «paso» vivencial de la experiencia UNO; la experiencia SA RA.
Lo importante no es ser hijo de Abraham, sino ser hijo de SA RA. Hijo de SARA es también como hijo de la luz, hijo de AB RA HAM. Lo certifica SA RA, que es una experiencia.

Parece ser que hijo de Abraham se pueden reclamar muchos, incluso los corta cabezas-vendesclavas. Perdón, Dios, perdón, pero el contraste de autenticidad está en SA RA, o sea algo que expresa también la energía femenina del amor. Pero todo esto son experiencias personales. Si tú no estás, no existe nada. Pero tú SÍ estás. Para ti es el gozo y la plenitud. Sí, gracias.

Pedir perdón por y desde el arquetipo humano sí vale. Pedir perdón por y desde el arquetipo humano pertenece al despertar y a la iluminación. Pedir perdón también es bendecir.

No es lo mismo ver que alucinar; no es lo mismo aunque se parecen. No es lo mismo la visión que el espejismo, aunque en los dos casos aparece la luz.
Ver es formar imágenes y también conceptos, pero ver desde el amor es una experiencia en sí. AB RA HAM y SA RA contienen la luz del ver, pero también el amor. Eso hace hijo del UNO.

Hay un Ra, o sea un ver, y una alucinación que también tiene el RA pero que no te hace hijo y no despierta al príncipe, sino a la RA-NA.
Ra-na, o sea «ver na» o no ver. Toda ra-na se puede despertar. Gracias y perdón