Dejarse guiar evolutivamente es hablar de la energía femenina.
En el código de los géneros, hay un género masculino y un género femenino, que también es como hablar de los gemelos, pero por supuesto, de los gemelos que vencen a los señores del inframundo, o sea a los señores de la muerte, y te introducen en la inmortalidad.
Visto desde otro ángulo, estos gemelos que vencen a los señores del inframundo y abren la puerta de la inmortalidad, aparecen como masculino y femenino. Pero en algún momento, hablando en plata o sea con claridad, hay que decir que la energía femenina es dejarse guiar, o sea seguir, no marcar, no iniciar el movimiento sino acoplarse al movimiento iniciado, que es lo que normalmente hace la mujer al bailar, da igual que sea salsa, tango, pasodoble, chotis o vals.
No decimos que esto tenga que ser así, sino que es un código, y que quizá solamente es “así” para que en tal tiempo, quizá un tal siglo XXI, alguien que quizá se ha reencarnado muchas veces sepa que se trata de seguir, no de imponer.
Entonces, toda su atención, toda su concentración, toda su energía esté concentrada en ver para seguir, un poco como Eliseo, o sea seguir a pesar de todo, porque en un momento del “seguir a pesar de todo”, aparece aquello que tienes que ver, y entonces entras de lleno, a través de algo que quizá conceptualmente pueda considerarse una transferencia o simplemente una puerta, en aquel azul que dimensionalmente corresponde al tiempo de lo óptimo.
