CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El humano varón, el humano hombre, de género masculino, en la realidad habitual, que podemos llamar de tercera dimensión o realidad del ego y del sufrimiento, quiere ser fuerte.
El ideal del hombre es ser fuerte, física o económicamente, que es una de las formas de ser fuerte. El hombre quiere ser fuerte y ser respetado.
El humano mujer, el ser humano de género femenino no ha sido así habitualmente. No ha sido esa su elección, sino que trataba de ser emocional, bella, respetada y reconocida, de ser necesaria en esa faceta emocional de cuidar y dar ese amor. Aunque ahora hay también muchas mujeres que quieren ser fuertes y se pasan un poco a esa energía masculina.
Normalmente tanto más quieres ser fuerte como sabes que no lo eres. Ante experiencias que hacen sentirse débil, el hombre normalmente es muy reactivo y trata de ser fuerte, y también a la mujer le está sucediendo lo mismo.

Eso es similar a la materia, donde al estar los átomos cerca tiene una estructura rígida que es fuerte, mientras que al agua no le sucede eso. El agua no tiene forma, consecuentemente no es fuerte. La resistencia que opone es mínima. Es más que el aire, pero menos que cualquier cosa que tenga forma.
El agua no necesita de la forma para sentirse fuerte, porque la característica que tiene es de unir, al menos en la tercera dimensión.
Muchas mujeres lo que aportaban era lo que mantenía unida a la familia y también el vínculo afectivo con el hombre, que entonces se sentía respaldado e importante. Hablamos de la capacidad de hacer sentirse bien a la gente, enviando un fluido amoroso que es percibido por el ser espiritual.

El Tzolkin nos propone ahora una nueva visión de la materia. Nos dice que el ser humano dentro de su cuerpo, además de esa dureza que da la forma al estar muy cerca sus átomos, tiene algo que le hace más fuerte.
El Tzolkin nos dice que la luz que no se ve, está, y para eso es necesario que el dragón, la materia y los átomos que están muy cerca pasen por una experiencia que les expanda, porque el rojo está asociado al amarillo.
El rojo, que es la materia, se asocia con el color amarillo, que es la madurez y también el elemento gaseoso, que es cuando esos mismos átomos tienen tanto calor y energía interna que se han expandido.

Eso sucede en el primer nivel de presentación del Tzolkin (dragón, viento, noche y semilla). El dragón, que es el primer rojo, en ese nivel se convierte en la semilla. Se produce una expansión. Claro que para que suceda eso, expandiéndose el DRAGÓN hasta la semilla, tiene que conectar con la palabra (VIENTO), esperando recibir esa palabra iluminatoria que pone en marcha el proceso. Por eso el dragón tiene como segundo sello al viento, que ya es blanco y está transmitiendo emoción.
El blanco está unido íntimamente con el color azul. El primer color blanco es la palabra. Cuando tú escuchas algo de repente se ponen en marcha un montón de procesos interiores, de ecos, resonancias e iluminaciones (NOCHE). Cuando escuchas esa palabra, lo rojo empieza a transformarse.
Esa palabra viene con el color azul que significa transformación, y eso es el tiempo y el fuego; la palabra enciende el fuego. Ese fuego expande y separa los átomos; encuentra esos átomos rígidos y los expande. El amor expande, y es en lo que estamos ahora entrando, en la dimensión del amor y la expansión. Si el amor impregna toda la realidad en que estamos, se transforma. Pero el amor está, lo que falta es verlo.
Entonces, en ese primer nivel, el dragón se transforma en semilla. El florecimiento de la semilla es el cumplimiento de la misión del dragón. Ese es el primer nivel, donde se explica el funcionamiento de los contenidos de los colores. Lo que sucede cuando el dragón se ha expandido y ha aparecido como semilla, es que el cuerpo se ha llenado de la luz. Eso es la kundalini (SERPIENTE).

Por eso el siguiente sello que vemos es la serpiente, que es cuando la materia se ha expandido, no solamente como consecuencia de escuchar esas palabras que inician la transformación, sino que su conciencia se da cuenta de que la luz está dentro, y no le pone obstáculos a su expansión.
En el segundo nivel, cuando el dragón ya se ha expandido en la semilla, y la semilla se ha dado cuenta de que tiene una misión que es el florecimiento, y que dentro tiene luz, entonces aparece una fuerza enlazadora con el exterior (ENLAZADOR).
Ha habido un proceso exterior y ahora el enlazamiento viene con la transformación que produce la sanación (MANO), que es una realización de la kundalini.
La kundalini se descubre como enlazadora, porque busca donde hay falta de amor y aparece, enlazando, y eso es una acción sana.

Eso produce la ESTRELLA, el escenario de la armonía, la belleza, la ética y la sociedad de la estrella. La sociedad de la estrella ya es exterior. Como la semilla, que florece y a nivel personal aparece como kundalini, aquí aparece como LUNA, el agua. No solamente es el agua interior sino sobre todo el agua exterior, el agua con mayúsculas. La estrella está llena de agua; todo es emocional.
Cuando te sitúas en el agua aparece la incondicionalidad, el amor incondicional del PERRO, que trae consigo una energía de transformación activa que es la alegría (MONO), que expande al ser HUMANO y le hace libre y lleno de pensamientos elevados, expandidos y maravillosos.
El humano, cuando se reconoce lleno de esa agua que es amor incondicional y alegría, y como humano, se siente lleno de gozo y placer (CAMINANTE DEL CIELO). Es un agradecimiento que expresa el gozo hacia el agua y hacia la dimensión profunda de la vida.

Entonces, el caminante del cielo entra en contacto de nuevo con una energía blanca, que es la energía del MAGO, de la magia y del conocimiento. Se da cuenta de que, al estar en esa sensación de gozo y plenitud, se encuentra en la otra dimensión, y eso está asociado a una nueva forma de ver (ÁGUILA). Empieza a verlo todo diferente. Libera al águila y empieza a verlo todo diferente.
Eso le convierte en un GUERRERO; la expansión que produce es el guerrero, que está libre de hechizos. El gozo pleno del guerrero de luz.
Eso le transforma, se da cuenta de que está ahí como un voluntario (TIERRA) para eso, porque coincide completamente consigo mismo. Esa es parte de la misión que traía como dragón y se reconoce ahí plenamente en esta otra dimensión, en una dimensión diferente a la dimensión de la forma.
El guerrero se reconoce como un voluntario en la dimensión de la forma, pero lleno de luz. Entonces, se pone en contacto con la energía blanca del ESPEJO, del “tú eres otro yo”, que trae consigo una energía transformadora que es la resurrección de la TORMENTA.
La tormenta es una energía resucitadora, reconstructora, pero en niveles superiores; la reconstrucción de la plenitud, de la maravilla y del gozo. Esa es la luz (SOL).

Entonces, la tierra como cuerpo celeste se da cuenta de que también emite luz, porque la tierra es el sol, de la misma manera que el cuerpo humano está lleno de luz, como la semilla está llena de kundalini, y quiere florecer.
La tierra está formada por la luz de una supernova, de una estrella posiblemente más brillante que el sol. Es también plasma y luz, y eso le transforma, volviendo al recuerdo de que es un dragón que está aquí cumpliendo una misión.
La iluminación de la tierra, cuando la tierra se reconoce como plasma y como estrella, le vuelve a la memoria que las personas estamos aquí proviniendo de las estrellas para cumplir una misión. Somos seres estelares.