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LA ILUMINACIÓN ES OCUPAR TODO TU ESPACIO (Extracto del Libro de las Sincronías)

La iluminación es ocupar todo tu espacio y ser transparente, dejar pasar la luz del Sol.
Es un estado que se expresa más por lo gaseoso, el AIRE, que por el FUEGO.
La iluminación puede expresarse como “hay luz y tú eres luz con la luz”; no te la quedas, la das, la dejas pasar.
La iluminación es una maduración, es decir algo que llega a ser real porque esa es su realidad. La iluminación no se la inventa uno, sino que la encuentra. Ella le está esperando. La iluminación te está esperando.

Es como una piscina llena de agua. No es el agua la que crea la piscina, solo la llena porque la piscina la está esperando. La piscina ha sido hecha para ese agua; es el constructor el que hace real la piscina. Es un programa.
El ser humano está hecho para la iluminación, sea esto lo que sea. Cualquier estado intermedio, o no completado, es como una piscina vacía.
Si eres una piscina vacía es casi seguro que no te sentirás muy bien. En realidad una piscina vacía es casi algo peligroso.

Madurar es expandirte hasta ocupar toda tu realidad; es el estado gaseoso de la materia, que es lo que se representa como aire en el código de los sólidos platónicos; es la forma más expandida de la materia.
Esa expansión también significa iluminación, porque para el ser humano es el final de un proceso que se inicia con su consentimiento, con plena conciencia, y por eso sería una maduración.
Pero también es expansión porque es un desapego, una descontracturación, una desagregación.

La materia se expande porque se descompacta, se abre, se separa, pero sigue siendo ella misma.
Es una cuestión de temperatura. Lo sólido es lo más frio y lo gaseoso lo más caliente, pero la materia no cambia.
El ejemplo del agua es muy claro, pero pasa lo mismo con cualquier sustancia, como la gasolina, el vidrio, o incluso minerales. Solo que para licuar los minerales hace falta temperaturas muy altas y para que aparezcan en forma gaseosa, más.
El agua al enfriarse se solidifica como hielo y al calentarse se convierte en vapor, vapor de agua, pero agua. Y lo mismo le pasa a las demás sustancias, que siguen siendo ellas mismas.

El miedo, la envidia, el sentimiento de carencia, de desvalorización y otros similares no son expansivos y por lo tanto son obstáculos contrarios a la iluminación. Actúan como obstáculos a la luz.
El ego te hace sólido, es decir, falto de calor y opaco ante la luz.
Te hace un falso sólido, porque lo sólido es una misión a favor de la luz, por puro calor de generosidad.
El ego es una compactación que te hace impenetrable a la luz. En el ego hay falta de conciencia y de amor, y por ello frio, congelación.

Pero la persona expandida y madura, siendo ella misma, con conciencia, deja pasar la luz. No es obstáculo, al contrario, abre camino a la luz.
De eso parece hablar Isaías: “Abrid camino a la luz”.