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EL PLANETA DOBLE TIERRA-LUNA (Extracto del Libro de las Sincronías)
La Luna no es la Luna y la Tierra no es la Tierra.
Creemos que la Tierra da vueltas alrededor del Sol y que la Luna da vueltas alrededor de la Tierra, pero realmente la Tierra y la Luna forman una unidad girando alrededor del Sol.
Sin embargo, mientras te tomas tu desayuno por la mañana, te quedas tan tranquilo en ese error.
Y otros errores, que incluso quizá no lo sean, te hacen tomar partido y convertir a personas en enemigos. Un ejemplo clarísimo es el del Papa, que despierta tanta hostilidad por personas que no han recibido ninguna hostilidad por su parte, y se refieren al asunto de quién gira alrededor de quién, el Sol o la Tierra.
El asunto es cuál es el centro. Y ya sabemos que tampoco lo es el Sol.

El acoso en los colegios, en las empresas e incluso en la sociedad sobre grupos minoritarios, está siempre basado en “todos contra uno” y en la creación del sentido grupal por la aparición de un enemigo común.
Actualmente muchas personas se sienten del grupo de los buenos, de los liberadores, simplemente por atacar al Papa o a la iglesia católica.
Sin embargo los seres humanos lo que necesitamos es claridad, no un enemigo común que nos una.

La Tierra y la Luna forman en opinión de muchos científicos, entre ellos Isaac Asimov – también se puede leer en Wikipedia-, un planeta doble más que un planeta y un satélite.
De cualquier manera, la influencia de la Luna sobre la Tierra es tan grande que puede incluso hacer variar la duración del día, los ciclos de la mujer, las mareas, etc.
Podemos pensar que la Luna está dando vueltas sobre su eje, presentándonos en algún momento toda su superficie, pero no es así. La Luna tiene un enorme parecido con tu nariz; te muevas en la dirección que te muevas, la punta de la nariz siempre está mirando al mismo sitio. Y la Luna, se esté moviendo como se esté moviendo la Tierra, siempre le presenta la misma cara.
También es parecido a un viaje en autobús; el conductor va delante y tú siempre le ves la nuca. La Luna sería como la nuca del conductor del autobús.
Podrías ver la cara del conductor en un espejo, y también podrías ver sincrónicamente la cara oculta de la Luna, aunque solamente con algo que hiciera espejo más allá, rebasando su órbita.
Difícilmente podemos decir que la nariz es un satélite. Difícilmente podemos decir que el conductor de un autobús actúa como un satélite del resto de los pasajeros. Y, si queremos estar en lo cierto, tampoco lo podríamos decir de la Luna.

También decimos que la Luna gira sobre su eje cada 28 días, pero lo que no consideramos es que lo que está haciendo es dar la vuelta entorno a la Tierra. El movimiento sobre su eje lo hace al mismo ritmo que el movimiento alrededor de la Tierra; no son dos cosas distintas.
Por eso podemos decir que la Luna no es la Luna, sino algo común a la Tierra. Y la Tierra tampoco es la Tierra, porque forma algo unido con la Luna.
No conviene que una persona sienta que sus pies son algo diferente de sí mismo, por muy lejanos que estén.