CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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LA MAGIA AMOROSA EN OSIRIS
El mago es el sello 14. En ese sentido no es un final ni un principio, sino un número más dentro de una secuencia que ha empezado con el uno y acaba con el veinte.
Hay una herramienta que son los 20 sellos y otra que son las 20 ondas, donde cada uno de esos valores numéricos se expande en 13. Cuando estamos considerando los 20 sellos, el mago, sello 14, es uno más en la secuencia. Pero cuando estamos considerando los 260 sellos que componen el Tzolkin, conteniendo las 20 ondas, el sello 14 es el inicio de la segunda onda.

Hay un inicio. Por eso es interesante para extraer el valor asociado al contenido del mago, considerar los dos aspectos.
Como sello 14 ya se encuentra fuera del enlazamiento de los tonos, que llegan hasta el 13, siendo el 14 donde se repite por segunda vez el tono 1, y en ese sentido es un inicio.
Es un inicio en la secuencia de las ondas. No aparece en la secuencia de los tonos por primera vez, sino que aparece como una repetición.
Mientras, en la secuencia de los 20 es uno más, que está situado, según la secuenciación de los 4 colores, en el cuarto nivel: caminante del cielo, mago, águila y guerrero.

La onda te lleva hasta el 13, que es lo primero que aparece en el cuarto nivel (sello 13, caminante del cielo). La onda es como una escalera que te lleva al cuarto nivel, equivalente al cuarto castillo, pero solo te muestra el primer punto, toque de tierra dentro de ese cuarto nivel o cuarto castillo.
Sin embargo, la secuencia de los sellos completa los 5 niveles y te lleva incluso a la frontera con el 6 nivel.

El mago como sello 14 no es una frontera, pero como onda sí, aunque no sea en la superficie. En la profundidad hay una frontera, que aparece cuando expandes cada sello en 13, que son las ondas. Esa frontera es el lugar donde se acaban los tonos y recomienzan. Es un recomienzo, un final y un comienzo.
Nos interesa profundizar en los contenidos de esa frontera, de ese final y comienzo.

Para tratar de entender qué sucede con este 14 nos vamos a otra tradición como es la egipcia, donde encontramos un calendario similar de 360 días más 5 fuera del tiempo.
En esta tradición encontramos algo muy relevante asociado al 14. Osiris, según alguno de los relatos, cuando es muerto es troceado en 14 trozos, apareciendo ahí el 14. Sin embargo, cuando Isis busca los trozos, solo consigue recuperar 13. Osiris es el 14, pero aparecen solo 13.
Claro, el 13 es el final de la onda encantada, con sus 13 tonos. Nos está diciendo que hay un 13 visible, que es la onda encantada, pero que algo continúa y no se acaba en lo visible, sino que sigue en el territorio de lo no visible.
Consecuentemente, el 14 está hablando de una realidad que solo es visible parcialmente.

Osiris presenta dos tipos de humanos, uno basado en la agresión que procede de emociones negativas y el otro relacionado con la magia y con el amor, ya que es resucitado por el amor.
Vemos que se sincroniza y relaciona con el mago, que al ser un sello blanco hace referencia a la emoción y al amor. Está hablando de la magia y del amor, exactamente igual que Osiris.

Justamente la magia se ve en que, incluso habiendo recuperado solo 13 porciones del cuerpo y faltando justamente la que contiene el pene, esa magia amorosa consigue no solamente devolverle la vida sino hacerle fértil y que tenga un hijo. Quiere decir que marca una continuidad.

Según esto, el 14 es donde aparece la magia y el amor. En el calendario maya el 14 tiene dos contenidos, uno el mago (sello 14) y otro el perro (onda 14), que es el amor incondicional. La magia y el amor están asociados al 14.
Después de los 13 tonos, vuelve a recomenzar el tono 1, que de esta forma está presente en el 14.

Osiris también es importante ya que “el juicio de Osiris” va a ser determinante para entrar en la vida más allá de la apariencia.
En el juicio de Osiris se determina si tu alma pesa al compararla con una pluma. Si pesa menos, te elevas a otra dimensión.