CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El barco de Isis o nave de Isis es la fuerza de la resurrección, porque Isis resucita a Osiris. Es importante ver que su escenario es el agua, o sea las emociones y la energía donde la mujer es la dueña.
Isis resucita a Osiris devolviéndole a la vida, a ser activo en la vida, pero también reinstala la vida dentro de él, como expresa el que Osiris tenga a su hijo Horus.
Osiris no es un muerto viviente, sino que la vida está en él; es un vivo viviente que da fruto, está vivo, porque la vida siempre produce vida.

Todo eso es gracias al amor de Isis. La nave de Isis es la que pasa, como la pascua, de la tierra de la no vida a la tierra de la vida, que es la tierra del amor.
Eso lo hace la energía femenina, que es la energía del amor. Por eso cualquier ser humano despierto le cede el paso a la energía femenina, a la energía del amor y a la nave de Isis, para lo cual precisa poner su energía masculina, o sea, la luz del ultimo cerebro iluminado, al servicio del agua, de la emoción y al servicio del amor, sin pretender ser él quien guíe o mande.
Hasta la octava semana de vida todos los embriones tienen circuitos cerebrales de tipo femenino, pero más adelante los circuitos cerebrales de los hombres pasan a ser masculinos y se producen diferencias en el tamaño de algunas zonas del cerebro entre ambos sexos.

Las mujeres desarrollan más partes del cerebro relacionadas con resolver problemas, con la memoria a corto plazo y con la empatía, mientras que los hombres activan más el cortex parietal encargado de la percepción del espacio y también zonas relacionadas con la agresividad.
Que el cerebro esté atento a resolver problemas y a la empatía, es decir a cómo se sienten las personas, define una de las formas en que aparece el ser humano encarnado en la tierra: la forma mujer. Y resolver problemas es lo que sabe hacer Isis.
La otra forma en que el ser humano está encarnado, que es la versión masculina, hombre o varón, se maneja en la espacialidad y canalizando la fuerza en una dirección, que es lo que se llama agresividad.
La espacialidad es donde no hay personas. Por eso no está sintiendo si las personas están bien o mal, sino que tiene relación con un pensamiento más abstracto y no empático, que aun siendo potencialmente benéfico para la totalidad y para el arquetipo, está más relacionado con el ego y el triunfo.
Ahí las personas no sienten ni padecen, tratando desde su cerebro de resolver un crucigrama o un sudoku, es decir, de ser eficaz. La gente no importa, pero el éxito, sí. Desde ahí te sientes bien si tienes éxito.

En esa línea se han creado todas las estrategias de guerra, o sea, anti empáticas, como pueden ser las armas, pero también las estrategias de “cómo quedarme con tu poder engañándote” o “cómo someterte, porque no te siento como persona sino como cosa”.
Eso lleva a la bomba atómica, o sea a ser el más fuerte de todos, pero también al marketing y las técnicas de persuasión y de venta, que parecen ofrecerte algo, pero en realidad están tratando de quitarte algo. Por ejemplo, puedes utilizar tu mente espacial en fabricar comida basura, generándote toda clase de necesidades.

En el desarrollo de ese cerebro hemos llegado al final, porque ya no nos queda nada. Cuando ese cerebro se pone a pensar en cómo sanarte, en lugar de reconstruirte como Isis a Osiris, te trocea y amputa, queriendo sustituir las partes que forman tu cuerpo por máquinas, porque no le interesa tanto lo que te sucede como el tener éxito, y no cree en el amor ni en la emoción.

Sin embargo, vemos que hay gente, como sucede en tantas ONG y como por ejemplo Teresa de Calcuta, que, sin nada, han devuelto la vida a las personas, utilizando la emoción y el amor.
Le pedimos a las máquinas que nos den la vida y el resultado son zombis. Pero lo que hay que poner en marcha es la nave de Isis, situando el amor como lo que sostiene y crea la vida. Ahí está la energía femenina.

Las neuronas espejo son la empatía y las células madre son la resolución de los conflictos. Son los dos elementos de la energía femenina.
Recuperar esas dos herramientas que están en el ser humano como programa, es el presente.
Tezcatlipoca, que en su mito se cura las heridas inmediatamente y es siempre joven, es un ejemplo para el humano masculino de la activación de las células madre.
Quetzalcóatl es un ejemplo de activación de las neuronas espejo.