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LAS PERSONAS NO ENVEJECEN DE LA MISMA MANERA (Libro en preparación «Tiempo de Ser»)
Es muy visible. Las personas no envejecen de la misma manera.

“Envejecer” quiere decir cómo te afecta el paso del tiempo, y claro, con esto ya estamos expresando un punto de vista, que también es una creencia, es decir algo que pertenece a un sistema de creencias y que crea la realidad.
Según esa creencia, donde envejecer es la forma en que te afecta el paso del tiempo, estamos diciendo que el tiempo es algo que pasa, no que está.
¿El tiempo pasa y se marcha? o ¿el tiempo está y ES, y tú estás en el tiempo y eres en el tiempo?
Eso serían dos consideraciones diferentes.

Si el tiempo pasa, puedes sentir angustia porque no lo puedes retener, activando y reforzando en ti la emoción de no poder, la incapacidad y la emoción del abandono, puesto que se va.
Los niños abandonados y en general las personas abandonadas han vivido algo que se ha ido; han vivido una conexión maravillosa con alguien que se va y les deja solo.

Estas emociones refuerzan la carencia y generan miedo y sentido de incapacidad. También se puede considerar que el tiempo pasa como algo agresivo, como los coches que pasan por una carretera y te tienes que apartar. En ese caso el tiempo es una fuerza que genera miedo, atropella y arrolla.

Si volvemos a la primera frase “las personas no envejecen de la misma manera”, encontramos que las personas que envejecen más rápido que otras que lo hacen más lentamente o que casi no envejecen en muchos sentidos, viven en el tiempo de fuera y en el tiempo de hacer cosas. Se sienten obligadas por una pulsión interior, quizá un programa impuesto o una exigencia en la que te han educado y que siempre tienes que cumplir. Están bajo el estrés, porque tienen que hacer muchas cosas asociado a una obligación, y si no las hacen, está mal y la gente va a decir algo o va a pasar algo, siendo este algo siempre negativo y que asusta.

En el otro tipo de personas el tiempo estadísticamente no les produce un envejecimiento. Se ve en su rostro, con menos arrugas y tensión. Son personas que llevan una vida más interiorizada, por ejemplo, personas que meditan.
Las personas que meditan, pero no solo un día sino durante un tiempo, tienen una actitud diferente y envejecen diferente. Se puede comprobar que no tienen el mismo deterioro que otras personas que siempre están con ideas exteriores, obligaciones, viviendo cosas obligatorias o en conflictos, que pueden incluir evitar la pobreza o las enfermedades, donde tienen que ganar o están perdiendo, etc.

En fin, cuando vives estresadamente tu cuerpo envejece de una forma quemante, porque estás en el tiempo que pasa.
Las personas que meditan, es decir, que se adentran en el tiempo que ES, tiempo del ser u otro tiempo que ni siquiera necesita ser útil, tienen otra actitud ecuánime. La meditación es una fuerza que sugiere y pone en marcha el programa interior. No es que tenga que venir de fuera una idea -eso es la educación, te educan y dicen cómo son las cosas-, sino que la meditación te pone en contacto con tu programa interior, que está creado en otro tiempo al representar otra dimensión de la vida. No hace falta que te vengan ideas de fuera, pero si vienen y son concordantes, refuerzan tu propio programa.

La conexión con el propio programa a través de la meditación lleva a las personas a no buscar una satisfacción a través de la alimentación, sino que ésta va a ser más alimenticia y no tanto con componentes que solo generan excitación por el gusto o por la agitación que producen al cuerpo. De esta manera están más en consonancia con ellos.
Hay alimentos que impiden la meditación. Todo lo que te intoxica impide la meditación, pero si apuestas por la meditación vas a empezar a eliminarlos, porque la meditación armoniza y lo que te desarmoniza, lo olvidas.

El tercer elemento, que también es favorecido por la meditación, es el respeto al cuerpo.
Algunas prácticas de ejercicios energéticos están relacionadas con mover y estirar el cuerpo, la respiración, etc. Cuando la meditación te lleva a la conciencia corporal, desde ahí puedes actuar con respeto al cuerpo, favoreciendo que no esté encogido, que tenga tono, fuerza y energía. Eso lleva fácilmente al encuentro con disciplinas energéticas que favorecen la respiración, circulación, etc.
El encuentro del tiempo interior, del tiempo del ser, favorece el ser.

Las personas que interiorizan tienen normalmente un aspecto más joven. Eso se ve por ejemplo en las personas que se dedican a la música, donde una de las profesiones más longevas es la de director de orquesta, con personas que siguen en activo con más de 90 años, o las profesiones asociadas con actividades religiosas. Las personas con una creencia religiosa, que normalmente exige una interiorización, estadísticamente están asociadas a una vida más larga.
LAS PERSONAS NO ENVEJECEN DE LA MISMA MANERA (Libro en preparación «Tiempo de Ser»)
Es muy visible. Las personas no envejecen de la misma manera.

“Envejecer” quiere decir cómo te afecta el paso del tiempo, y claro, con esto ya estamos expresando un punto de vista, que también es una creencia, es decir algo que pertenece a un sistema de creencias y que crea la realidad.
Según esa creencia, donde envejecer es la forma en que te afecta el paso del tiempo, estamos diciendo que el tiempo es algo que pasa, no que está.
¿El tiempo pasa y se marcha? o ¿el tiempo está y ES, y tú estás en el tiempo y eres en el tiempo?
Eso serían dos consideraciones diferentes.

Si el tiempo pasa, puedes sentir angustia porque no lo puedes retener, activando y reforzando en ti la emoción de no poder, la incapacidad y la emoción del abandono, puesto que se va.
Los niños abandonados y en general las personas abandonadas han vivido algo que se ha ido; han vivido una conexión maravillosa con alguien que se va y les deja solo.

Estas emociones refuerzan la carencia y generan miedo y sentido de incapacidad. También se puede considerar que el tiempo pasa como algo agresivo, como los coches que pasan por una carretera y te tienes que apartar. En ese caso el tiempo es una fuerza que genera miedo, atropella y arrolla.

Si volvemos a la primera frase “las personas no envejecen de la misma manera”, encontramos que las personas que envejecen más rápido que otras que lo hacen más lentamente o que casi no envejecen en muchos sentidos, viven en el tiempo de fuera y en el tiempo de hacer cosas. Se sienten obligadas por una pulsión interior, quizá un programa impuesto o una exigencia en la que te han educado y que siempre tienes que cumplir. Están bajo el estrés, porque tienen que hacer muchas cosas asociado a una obligación, y si no las hacen, está mal y la gente va a decir algo o va a pasar algo, siendo este algo siempre negativo y que asusta.

En el otro tipo de personas el tiempo estadísticamente no les produce un envejecimiento. Se ve en su rostro, con menos arrugas y tensión. Son personas que llevan una vida más interiorizada, por ejemplo, personas que meditan.
Las personas que meditan, pero no solo un día sino durante un tiempo, tienen una actitud diferente y envejecen diferente. Se puede comprobar que no tienen el mismo deterioro que otras personas que siempre están con ideas exteriores, obligaciones, viviendo cosas obligatorias o en conflictos, que pueden incluir evitar la pobreza o las enfermedades, donde tienen que ganar o están perdiendo, etc.

En fin, cuando vives estresadamente tu cuerpo envejece de una forma quemante, porque estás en el tiempo que pasa.
Las personas que meditan, es decir, que se adentran en el tiempo que ES, tiempo del ser u otro tiempo que ni siquiera necesita ser útil, tienen otra actitud ecuánime. La meditación es una fuerza que sugiere y pone en marcha el programa interior. No es que tenga que venir de fuera una idea -eso es la educación, te educan y dicen cómo son las cosas-, sino que la meditación te pone en contacto con tu programa interior, que está creado en otro tiempo al representar otra dimensión de la vida. No hace falta que te vengan ideas de fuera, pero si vienen y son concordantes, refuerzan tu propio programa.

La conexión con el propio programa a través de la meditación lleva a las personas a no buscar una satisfacción a través de la alimentación, sino que ésta va a ser más alimenticia y no tanto con componentes que solo generan excitación por el gusto o por la agitación que producen al cuerpo. De esta manera están más en consonancia con ellos.
Hay alimentos que impiden la meditación. Todo lo que te intoxica impide la meditación, pero si apuestas por la meditación vas a empezar a eliminarlos, porque la meditación armoniza y lo que te desarmoniza, lo olvidas.

El tercer elemento, que también es favorecido por la meditación, es el respeto al cuerpo.
Algunas prácticas de ejercicios energéticos están relacionadas con mover y estirar el cuerpo, la respiración, etc. Cuando la meditación te lleva a la conciencia corporal, desde ahí puedes actuar con respeto al cuerpo, favoreciendo que no esté encogido, que tenga tono, fuerza y energía. Eso lleva fácilmente al encuentro con disciplinas energéticas que favorecen la respiración, circulación, etc.
El encuentro del tiempo interior, del tiempo del ser, favorece el ser.

Las personas que interiorizan tienen normalmente un aspecto más joven. Eso se ve por ejemplo en las personas que se dedican a la música, donde una de las profesiones más longevas es la de director de orquesta, con personas que siguen en activo con más de 90 años, o las profesiones asociadas con actividades religiosas. Las personas con una creencia religiosa, que normalmente exige una interiorización, estadísticamente están asociadas a una vida más larga.