CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Desde luego que no deja de ser curioso y peculiar la sorprendente sincronía que aparece cuando buscas en un diccionario de hebreo la palabra ESPEJO, sobre todo si estás interesad@ en las tradiciones mayas-aztecas y en general de los pueblos de América. En esas tradiciones “Espejo Su Humo” es el nombre de uno de sus dioses principales, entendiendo que los nombres de los dioses es la forma de trasmitir conceptos y contenidos de sabiduría.
Hay una sabiduría dentro de los nombres. Los nombres de los dioses son vehículos para comunicar sabiduría, no lógica sino iniciática.

El dios Espejo es llamado también Tezcatlipoca. Tezcatlipoca desciende por el hilo de la araña. Baja del cielo a nuestra dimensión siguiendo la línea vertical del hilo de una araña, expresando una conexión con el cielo, con lo óptimo. La conexión con Tezcatlipoca, o sea con el centro de la vida, que también puede ser expresado como el corazón de la vida o como el cielo o lo alto, te mantiene siempre joven, sanando cualquier herida o enfermedad.
Si la muerte y la enfermedad, como dice el mito de la manzana y el pecado de Adán y Eva, son el resultado de esa trasgresión y caída, el significado entonces de Tezcatlipoca es de redención del pecado original, siendo similar entonces a lo que significa Jesús: “Dios es la sanación. Dios es la salud. Dios sana”.

Eso mismo es lo que viene a significar ese hilo de araña que desciende del cielo uniendo el cielo y la tierra, que ABRE el cielo, permitiendo a los humanos ascender al cielo.
Pero eso mismo hace Jesús con la cruz. La Cruz aparece como un vehículo que te lleva al cielo, porque Jesús abre el camino a la resurrección.
Sin embargo, la resurrección y mantenerse siempre igual de joven es lo mismo, porque ambas expresiones están expresando INMORTALIDAD.

La sincronía inicial es que buscando en cualquier diccionario de hebreo-español encuentras que “espejo” en hebreo se dice: Mará y también Rei. Mará se escribe con la mem, la resh, alef y he. Rei se escribe con resh, alef y iod.
Mará se suele traducir como amargo o amargura, por el nombre de una fuente de agua amarga que encuentran los israelitas en su camino hacia el Sinaí al salir de Egipto, es decir, en su viaje pascual hacia la libertad y la tierra prometida.
Mará se traduce como amargo, agua amarga, pero también significa Espejo. Es como mirarse en el espejo, como hace Quetzalcóatl.

Quetzalcóatl, al mirarse en el espejo, inicia una catarsis según la tradición maya que le lleva a dejar su reino y peregrinar en un viaje que termina en las estrellas, quizá en Venus, que también posee en la interculturalidad el significado del amor. Quetzalcóatl se ha reconocido como asesino y violador, siendo ese reconocimiento el inicio de una catarsis que te devuelve a la conexión con lo divino, quizá olvidado en ti, porque las acciones desde el ego en búsqueda del poder, te alejan de esa realidad interior.
Encontramos que “mará” significa “amargo” en hebreo, “espejo”, y también se relaciona con el nombre de María, la Virgen que aparece como madre, pero también como la fuerte, María Magdalena. Es el resultado final de esa catarsis, porque María Magdalena es la invitación a reconocer la acción de lo divino en ti.
“Espejo” aparece como ese recuerdo de la Pascua en las aguas amargas, pero también como Tezcatlipoca o como María.

“Espejo” lo estamos utilizando en un lenguaje místico o religioso, pero también es fundamental para el ser humano de hoy en el lenguaje nada sospechoso de esoterismo como es la psicología. La psicología en general y la psicología transpersonal te invitan a reconocer cómo puedes ver fuera de ti aquello que no aceptas dentro de ti. Las personas son espejo unas de otras, y hay todo un trabajo para limpiar las emociones, útil para los seres humanos del siglo XXI.
También la ciencia anatómica y médica reconoce la existencia de neuronas espejo en el interior de cada persona, que traducen la empatía. Todos los seres humanos están unidos por esa resonancia que aparece en las neuronas espejo.

Recuperar el espejo y limpiar el espejo es fundamental. Reconectar con el espejo, bien sea Quetzalcóatl, Tezcatlipoca, María, Jesús, cualquier nombre sagrado o los contenidos de la ciencia que expresan la empatía y la relación con el otro, avalan la importancia de establecer esa conexión con lo profundo.
Cuando nos situamos en la palabra “Rei”, que significaría también espejo, nos lleva también a lo real. La forma de ser más real es entrar más en conexión con el espejo y sin duda reconocer al otro como otro tú.