Los pensamientos maravillosos despliegan la realidad compactada y abren la puerta del mundo maravilloso.
Son los pensamientos maravillosos los que abren la realidad maravillosa del mundo mágico, que es el mundo real.
Para vivir como Dios hay que pensar como Dios; para pensar como Dios hay que conocer a Dios.
Por eso Dios no quiere sacrificios ni holocaustos. Quiere conocimiento de la realidad maravillosa para poder atraer la realidad maravillosa a la realidad.
“Misericordia quiero, que no sacrificios. Conocimiento de Dios más que holocaustos”.
Sí, se trata de eso, del mundo de la misericordia.
“Misericordia quiero, no sacrificios”.
Gracias, bendición, perdón.
