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Seguimos mirando el símbolo con el cual representaban a Ra los constructores de las pirámides, que por cierto estaban prácticamente en la edad de piedra, ya que por ejemplo desconocían el hierro y, por lo menos aparentemente, no poseían una civilización tecnológica como la actual informática. Sin embargo, tenían unos conocimientos extraordinarios a los cuales es posible que ni siquiera hayamos llegado en una civilización tecnológica como la nuestra.
De cualquier manera, si seguimos mirando este símbolo, el símbolo de Ra, con el cual expresan al dios creador y también a la luz, nos encontramos con que muestra una transición que la ciencia nuestra actual ha ido encontrando poco a poco. Es decir, ellos ya expresan con ese símbolo algo que lo que llamamos ciencia ha ido descubriendo en el transcurso de siglos y milenios.

La figura con la que representamos a Ra la desglosamos en cuatro conceptos. Por un lado, está el hombre, por otro el águila, por otro la serpiente y por otro el sol. Es decir, en un extremo está el cuerpo del ser humano y en otro está el sol. Si esto fuera algo descendente, primero estaría el sol, luego aparecería la serpiente, después el halcón y finalmente el humano. Hay que decir que también existe el viaje contrario: el humano, el halcón, la serpiente y el sol.

Hay una invitación del humano a expandirse hasta el sol y al mismo tiempo nos está informando de que hay un descenso de la luz hasta el humano. Es un viaje en las dos direcciones.
En realidad, esto es un mapa. De la luz al humano es la realidad. La nueva realidad, que asociamos al despertar, es la que el humano decide iniciar como un camino hacia la luz, hacia la iluminación, de la cual hablan todas las tradiciones.

La ciencia encuentra con el transcurso de los siglos que el embrión pasa por distintas fases, donde primero es similar a un reptil, luego a distintos animales hasta llegar a ser muy similar al mono y finalmente se desarrolla como un embrión humano. Eso que encuentra la ciencia es similar a cómo expresa el Génesis la creación del ser humano, donde primero ha creado las plantas, luego los animales y luego el hombre. Lo que encuentra la ciencia y que aparece explicado en teorías evolucionistas, lo que dice el Génesis y lo que dice este mapa es similar.

Primero aparece la serpiente, que no tiene patas y tampoco es un mamífero, y nos sitúa en el mundo de los reptiles, parte de los cuales puede vivir en el agua y parte de ellos en la tierra. De los que viven en la tierra hay algunos que van a terminar desarrollando alas y volando, y luego va a aparecer el humano.
Es decir, lo que dice la ciencia, lo que dice el Génesis y lo que dice este mapa del símbolo de Ra es similar. En el símbolo de Ra el final es el humano. Las teorías evolucionistas presentan como momento final al humano y el Génesis también. Eso es viajar en ese mapa en esa dirección, de la luz al humano.

Pero resulta que la neurociencia nos cuenta la misma historia. Primero hay un cerebro antiguo que es el cerebro reptil, el cerebro de la serpiente. Luego hay un cerebro emocional que se asocia a los mamíferos. En la imagen de Ra hay un mamífero que es el humano.
También aparece la imagen del halcón, y en el humano encontramos que hay un cerebro lógico, pensante, que se va a nutrir en gran parte de las imágenes que procesa. Hay un cerebro reptil, instintivo, hay un cerebro emocional mamífero y hay un cerebro lógico, que podría corresponder al halcón.
También hay un cerebro genio, un cerebro lúcido, que es al que accede una persona en los momentos de iluminación.

Nos está contando la misma historia; explicando el mapa.