CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Todo ocupa un lugar, que no hace falta que sea espacial, ya que también podríamos estar hablando de palabras, de emociones o de energías y que no ocupan un lugar en el espacio.
Cuando nos referimos a “todo” está incluyendo tanto palabras y cosas inmateriales, como cosas materiales que pueden ser materia inorgánica, como piedras, montañas o nubes, o materia orgánica, como insectos, plantas, animales o personas.
Podemos decir que la vida, o sea la realidad viva en la que estamos, está compuesta por cosas que ocupan un lugar en el espacio. Pero para ello, para definir una de estas presencias que sustentan la realidad viva, cada una de ellas tiene que tener una frontera que delimita un dentro y un fuera. Esa frontera la hace distinta de cualquier otra, la hace “otra”.

Eso lo podemos relacionar con la terminología de la sabiduría maya, que presenta la realidad como formada por cuatro aspectos. A uno le atribuye el color rojo, asociado precisamente a lo que decíamos al principio, “todo ocupa un lugar”, es decir, la realidad está compuesta por “presencias” que ocupan un lugar.
No tienes más que mirarte a ti mismo y ver que tienes un cuerpo que ocupa un lugar. Toda la realidad está compuesta por algo que es similar a ti, porque toda la realidad es como tu espejo. El ocupar un espacio te permite ser, estar y formar parte de la realidad viva, igual que todas las múltiples formas que componen la realidad. Pero el hecho de tener una frontera te permite reconocer un dentro y un fuera.

Entonces, lo que está dentro, tomándote a ti como ejemplo, siente, piensa y tiene emociones. La sabiduría maya propone que todo lo que compone la realidad, que ocupa un espacio (rojo), también está lleno de un sentir. Todo tiene una realidad inmaterial que podemos asociar con espíritu y a eso le llaman blanco.
La parte material con esa frontera marca separación, porque dice “dentro y fuera, hasta aquí llego yo, y fuera es fuera”. Y eso lo dice porque lo blanco también manifiesta una fuerza que une. Según lo rojo todo está fragmentado, pero según lo blanco todo se une, porque efectivamente todas las cosas que ocupan un espacio están a su vez formadas por otras múltiples millones de cosas unidas, y están unidas por su propia voluntad.

Cuando entras en la materia, ves que toda la materia está compuesta por átomos, y a su vez los átomos están compuestos por partículas subatómicas. Pero todos esos átomos se unen dentro de la frontera. Por eso la frontera separa y tiene una fuerza que une dentro y separa fuera esas partículas subatómicas y átomos, que objetivamente podrían ser iguales, aunque cada átomo sabe a qué proyecto pertenece. Lo que une a esos átomos es que quieren estar unidos en ese proyecto, en el proyecto de que tú seas tú y vivas unas experiencias.
Todos los átomos de tu cuerpo están unidos porque quieren que tú estés vivo, es decir que experimentes, disfrutes, goces y expandas tu conciencia.

Entonces, podemos decir que todo lo que existe ocupa un espacio, pero también tiene emociones, sentimientos y expresa algún nivel de amor como una fuerza que une. Pero también sucede que todo lo que ocupa un lugar en el espacio tiene movimiento permanentemente. Cuando deja de tener movimiento, esos átomos que estaban dentro de esa frontera abandonan ese proyecto, es decir deshacen la frontera.
Todo lo que ocupa un espacio y tiene emociones, también está permanentemente en movimiento, aunque a veces no se vea. El ser humano es un ejemplo, porque siempre está permanentemente en movimiento. Todos sus huesos y estructuras tienen un movimiento intrínseco. Además, todas las personas están respirando y con su metabolismo activo.
Entonces, podemos decir que todo en la realidad viva también tiene esa cualidad del movimiento, algo que en esta sabiduría maya se expresa con el color azul, que también expresa la conciencia, el despertar, cuando respondes a la pregunta de qué hago aquí.

Pero esta sabiduría maya también dice que hay un cuarto elemento, que expresa como amarillo. Este elemento contiene la idea de que todo lo que ocupa un espacio, tiene emoción, sentimiento y espíritu, y está permanentemente en movimiento, también está unido a una dimensión de la vida diferente de su propio proyecto personal.
Todo lo que ocupa un espacio, tiene espíritu y movimiento, está en un nivel de la realidad, que en el caso del ser humano corresponde a sus proyectos, sus esfuerzos, sus decisiones y su posicionamiento en el tiempo, en el aquí y el ahora. Pero de forma no siempre consciente también está unido inevitablemente a otro orden de cosas, a otro nivel más profundo de la realidad viva que le está llevando al florecimiento, a la expansión, a la maduración, y que llena y da sentido a todo lo que hace, porque todo está encaminado a ese florecimiento que te permite entrar en otra dimensión. Incluso los errores o las acciones contrarias a todos los valores, tienen sentido en otro nivel de la realidad, formando parte de algo que lleva al salto dimensional.
El color amarillo significa que todo madura, que todo da fruto, que todo florece. Y de esa manera entra en otra dimensión de la vida.
Cada vez que actúas desde la libertad, estás entrando en otra dimensión, diferente de cuando actúas de forma reactiva. Cada vez que expandes la conciencia estás entrando en otra dimensión. El color amarillo forma parte de la descripción de la realidad, de manera consustancial y obligatoria. Todo está encaminado al florecimiento. Aquello que tú eres está encaminado al florecimiento, está encaminado a ser luz.