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No hay dirección obligatoria para mirar, o sea para ver.
No hay dirección obligatoria significa que uno puede mirar hacia cualquier lado. De hecho, en el vehículo, o sea en el cuerpo del ser humano, quizá el segmento más móvil es el cuello, que en realidad es como el pie de la cabeza. Ahí se encuentran los ojos, desde donde se mira de forma más primaria.

Una de las cosas que está permitiendo el cuello es la movilidad de la mirada.
Aunque en realidad la movilidad de la mirada es el resultado no solo la movilidad del cuello, que es posiblemente uno de los elementos más móviles del cuerpo, sino de la movilidad del globo ocular, o sea del ojo, y de la capacidad de la retina de mirar cerca, lejos o de ampliar la mirada utilizando la visión periférica.

Evidentemente no hay una dirección obligatoria para mirar, sino en todo caso una multiplicación de posibilidades, y entonces quizá parte del aprendizaje del ser humano en esta encarnación sea el de aprender a mirar, sobre todo porque quizá lo que aprendes es que aquello que miras toma existencia.
Quizá permites entrar en la realidad personal y luego común a aquello hacia donde miras, sean maravillas o desastres, o quizá se trate de que la visión es en realidad enlazadora y te conecta, entre las múltiples realidades posibles, con aquella que miras.