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ONDA DEL ENLAZADOR DE MUNDOS: Del 28 de julio al 9 de agosto

La onda del enlazador es la segunda onda del segundo castillo, o dicho de otro modo es la onda 2 del castillo 2, y como no puede ser menos viene expresada por el segundo color que es el blanco.
Si el dos hace una referencia al otro, esta onda contiene al menos por triplicado esa referencia. Por ese motivo la persona no puede ser ego, yo, sino “otro”, y de esa manera descubre su química, que es de unión, de enlazar y de tender puentes y conexiones con el otro.

No es el atrapamiento del otro, como vemos que está hoy tan de moda y tan de manifiesto. La publicidad trata de atrapar al otro pero para vaciar sus bolsillos; la política trata de atrapar al otro, también para vaciar sus bolsillos, endiosando a sus líderes; y cierto tipo de sexualidad trata de convertir al otro en una cosa.
Pero el enlazador lo que expresa es la solidaridad y el desapego. Expresa la solidaridad porque pertenece a la familia del dragón, es decir, es luz procedente de dimensiones superiores que entra en la forma para cumplir una misión.
El enlazador también es el dos del dragón, por lo que es la onda dos del castillo dos, apareciendo con el color 2 blanco, pero también es el dos del dragón.

El enlazador presenta un simbolismo complejo, y por lo tanto más necesario de atención, porque hay un misterio y un regalo en ello. El enlazador es la segunda forma en que aparece el dragón (familia cardinal), que es la luz cumpliendo una misión, que toma forma, como explica el Bosón de Higgs.
Lo primero que hace la luz, el fotón, es transformarse en materia en el Bosón, y decimos que eso lo hace cumpliendo una misión, desde esa energía que se ocupa de todos, que inicia, instruye, nutre y se interesa por todos los seres.

Pero ese mismo dragón que es el Bosón de Higgs, visto desde otro ángulo aparece como un enlazador, como algo que une. Es importante encontrar en la luz el significado de unir, porque cada vez que tu conciencia recibe un extra de luz, se siente más unido a todas las personas.
La iluminación no te hace ver como malvadas a las demás personas ni despierta energías destructivas, sino que, al contrario, refuerza tu conexión con las demás personas y con la realidad en cualquier forma en que aparezca, porque aumenta tu capacidad de amar.
La iluminación activa lo que te une, despertando las neuronas espejo y la empatía. La iluminación te hace amar y no destruir.

Por un lado, hay una fuerza en la sociedad que impulsa frenéticamente a construir y fabricar cosas para que se deterioren y se rompan, o para que “pasen de moda”, de forma que sea necesario fabricar y comprar otra cosa nueva.
Por otro lado, hay otra corriente que se encamina hacia el reciclado, la conservación y la sanación, y hacia la modificación de la forma de vivir y la ampliación de la conciencia como forma de sanarte.

En la primera versión, la de fabricar y romper para consumir, el cuerpo se trata como robot y entonces parece que el ideal no es sanar sino, a través de operaciones, poner prótesis y dispositivos.
Parece entonces que vamos en dos direcciones. Aquí vemos que la libertad y el ser humano están asociados a la luz cumpliendo una misión de manera enlazadora, uniendo, no deshaciéndote.

Podríamos pensar que el enlazador, que también significa la muerte y el desapego, te invita no a unir sino a deshacerte de las cosas, pero si miramos la onda del enlazador, que es la forma blanca del dragón, es decir la forma emocional y amorosa del dragón, vemos que lo primero que propone es la MANO (tono 2 onda enlazador), que es la impecabilidad de la acción, la sanación y, muy importante, el reconocimiento de en qué momentos actúas en contra del amor. Es decir, se sitúa en un plano emocional, no físico.

El tercer elemento es la ESTRELLA, reforzando lo que te une a las demás personas, que en definitiva es la luz y por tanto esa iluminación que te permite amar a todas las personas.
En cuarto lugar aparece la LUNA, que es la emoción y el agua. Y en quinto lugar lo que le da fuerza es el amor incondicional del PERRO. Consecuentemente no vemos nada que contenga la idea de deshacerte de nada ni de nadie, ni de trozos de tu cuerpo, sino al contrario, de lo que habla esta onda es de luz y amor.

En sexto lugar, como puerta, está la alegría y la recuperación de la inocencia (MONO), y en séptimo lugar, como canalización, está la libertad (HUMANO). En octavo lugar está la integridad del CAMINANTE DEL CIELO y en noveno lugar, dándole también fuerza para llegar a la transcendencia, vemos al MAGO, que también es una consideración amorosa de la realidad.
En décimo lugar, como perfección, está la visión de la maravilla del ÁGUILA, y en el lugar once, como liberación de luz, vemos la expansión de la conciencia del GUERRERO.
Como 12 está la TIERRA, con esa alineación con el corazón del cielo que te convierte en un voluntario; un voluntario para vivir la vida tal y como aparece, porque reconoces que el orden está sustentado desde dimensiones superiores.
Y como 13 te sitúas en el ESPEJO. Aquí la espada no es el bisturí que quita las arrugas, sino que el espejo y el cuchillo de obsidiana es la ley del amor, el in lak’ech, es decir, lo que te une a todo.