CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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OTRA REALIDAD ES POSIBLE (Tiempo de Gracias. Tiempo de Perdón)

Hay personas, y el asunto es bastante abundante, que consideran que cuantas más cosas tienen más seguros, ricos y prósperos se sienten, de modo que también ese pensamiento lleva a considerar a las sociedades más avanzadas como las que producen más cantidad de bienes y artículos de consumo. Es decir, cuantas más cosas tiene esa cultura o tú, más importante es.

Es posible que esto sea así y se trate de tener y fabricar muchas cosas, aunque entonces puede desembocar al final en una crisis o en una guerra porque las cosas no se pueden vender, y entonces de alguna manera entrar en una forma de relacionarte con las demás sociedades y personas entorno a las cosas.
Fabricar cosas y tener dinero para conseguirlas absorben gran parte de tu energía y de alguna manera te hacen sentir valioso, no en relación a algo dentro de ti, sino a algo externo, como es la cantidad de cosas que te rodean, que también se puede traducir como la cantidad de basura que puedes generar, aunque solo sea cuando desembalas las cosas.

Pero también hay otros valores de los cuales hablan todas las tradiciones sagradas y que son de índole espiritual, que no es que seas tonto sino todo lo contrario, siendo real y gozando.
La telepatía existe, porque existen las neuronas espejo, que cuando las activas te llevan a interactuar amorosamente con todos los seres humanos, con lo cual ya abandonas muchas de las posibilidades del comercio: vender tan caro como puedas, extorsionando de alguna forma la credulidad de las personas, a quien no puedes considerar como otro tú; comprar tan barato como puedas, que supone lo mismo; que se lleven a ser posible cosas rotas y en desuso como valiosas; y que otras personas trabajen para ti fabricando tan barato como sea posible.

Sin embargo, la vida de muchas personas que pueden ser llamados santos, iluminados o transcendentes expresa otra manera de relacionarse, donde las cosas aparecen cuando son necesarias.
Hay tradiciones, como la de los aborígenes australianos, que son capaces de moverse por el terreno, desplazándose kilómetros, sin necesidad de llevar nada, porque todo lo van a encontrar.
Hay tradiciones que hablan de cómo personas santas materializan las cosas que necesitan otras personas que están necesitadas.
Hay tradiciones donde las cosas se reparan o se estropean según fuerzas existentes más allá de la forma de las cosas.

No podemos pensar que los llamados mayas cósmicos estén comprando zapatos, vasos, coches o bolígrafos. Sin embargo, se considera que un país es rico según lo que produce, el famoso PIB, y según lo que vende, independientemente de la tasa de suicidios, crímenes o infelicidad de la gente.

Quizá convenga meditar acerca de estos valores y situarnos entre las personas que generan basura o las recicladoras.
Reciclar es como repensar, volver a mirar, encontrar otra posibilidad o cambiar un criterio, porque una sociedad basada en fabricar y destruir también alimenta la creencia de la necesidad de destruir: destruir las relaciones y en definitiva a otro que te molesta. De modo que se trata de volver a mirar, porque otra realidad es posible. Usar y tirar no, por favor, sino cuidar, sanar y atender.
Reciclar es dar una segunda oportunidad a algo que a lo mejor en su inicio era inútil, pero que puesto que está ahí podemos contar con él en lugar de mandarlo al basurero.

Tal vez al encontrar valores diferentes, encuentres formas diferentes de relacionarte con las personas, porque la política de producir inevitablemente se dirige hacia destruir, difícilmente hacia compartir.
Otra realidad es posible.

TIEMPO DE GRACIAS. TIEMPO DE PERDÓN