CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Se considera que el dios Shu, el viento, separa el cielo de la tierra. Puede ser.
Esa imagen, traducida a un concepto iluminativo o vital, puede invitar a considerar cómo todos los momentos son una oportunidad para la maravilla o simplemente un latazo que pone a prueba la paciencia de la realidad Dios, esperando el despertar de la conciencia.

El cielo Nut contiene una expresión de la energía femenina y de la mujer, y la tierra Geb de la energía masculina y de cualquier hombre. Por cierto, mirando mirando parece más dormilón Geb que Nut, que está muy afanosa –gracias Nut-.
Pero si Shu está separando al hombre y a la mujer, lo que sucede es una tragedia. Por eso invitamos a encontrar el sí del no, o sea la maravilla, más allá de lo que muchas veces aparece como sufrimiento.

Shu es el aire y gracias a los contenidos presentes en el Tzolkin, que en este tiempo del siglo XXI actúan como multi-traductor, los valores de una cultura se traducen a otra, para que aparezca el arquetipo humano y lo óptimo.
Gracias Tzolkin y gracias a todos los colaboradores, a los abuelos y abuelas, sabios en su humildad y sabios en su paciencia; a aquel mono de 100 ojos que supo ver en el junco y en la caña a un caminante del cielo; gracias a los maestros huicholes, guardianes de la pureza de la tierra; y gracias a tantas almas íntegras enlazadoras que hoy tejen la malla de la paz desde la integridad de su corazón, creando ese espacio Shu entre el cielo y la tierra.

Invitamos a encontrar cómo el viento, o Shu para los constructores de las pirámides, con su hermana gemela Tefnut traducen sincrónicamente a viento-tormenta, que podemos considerar como huracán creador y corazón del cielo.

Shu egipcio aparece como un hombre cuyo tocado o sombrero es una pluma de avestruz, que es la medida del corazón del ser humano para acceder a la inmortalidad. Por eso invitamos a encontrar cómo el viento, Shu – Tefnut, que es el viento-tormenta Huracán y también la comunicación, UNE al hombre y a la mujer.
Invitamos a encontrar cómo viento-Shu une, desde su pluma de avestruz, es decir dando paso al salto dimensional y entrada en lo óptimo, al hombre y a la mujer.

Shu es el viento cálido, como puede ser cálido el viento expresado a través de palabras de luz, y Tefnut es el viento húmedo, es decir, el viento agua, es decir, esa comunicación amorosa, como es agua la tormenta.
El viento como comunicación amorosa solo puede unir, pero cuando aparece la parte oculta del viento Shu, o sea Tefnut, ya entramos en lo sagrado amoroso, en esa unión amorosa sagrada o sexualidad sagrada, porque ya no estamos hablando de la piel o de lo que se ve, sino del interior y del agua, de lo blanco.
Lo blanco hace aparecer como un crecimiento al mago, que es la primera onda blanca que aparece. El lugar donde el 13 se transforma en 14 utilizando el código Tzolkin y el de los constructores de las pirámides, es donde por un lado quedan 13 en la zona visible de Shu, y uno en la zona no visible de Tefnut, que es justamente el 14, como inicio de la onda del mago.

Tefnut era venerada en Oxirrinco y en Leontopolis, porque una de las formas en que aparecían Tefnut y Shu era como dos leones. Podemos ver en el arcano 11 del Tarot aun león, estando justamente su cabeza sobre la zona sexual. Ahí aparece unido Oxirrinco y León, que son las dos ciudades donde es venerada Tefnut, como la parte húmeda del viento y la comunicación.

Tefnut es la imagen visible de Oxirrinco. Oxirrinco, que bien podemos denominar también Tefnut, es donde el caminante del cielo se transforma en mago, es decir donde 14 queda dividido en 13 por un lado y 1 por otro.
Pero tantos treces y catorces de lo que están hablando es de que el pene de Osiris deja de ser visto cuando es introducido en Tefnut, o sea en Oxirrinco.
Por un lado hay una fuerza que separa cielo y tierra, mujer y hombre, pero es en la piel, en lo visible, y por otro lado hay algo que une y está expresado por Tefnut, ya no en la superficie sino en el interior, y eso es mucosa y agua. Eso lo hace Oxirrinco, que es el habitante de las aguas.

El viento blanco es comunicación, pero lo blanco aparece como enlazador, como amor incondicional (perro), como la ley del amor (espejo) y como mago.
Como onda el mago es el primero blanco, después de que el junco y la caña viajen al cielo siendo tierra.
Estamos hablando de sexualidad sagrada. Por eso, si la comunicación separa lo sagrado, es una tragedia. Hoy es necesario encontrar lo que une desde lo sagrado.