CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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17-de-septiembre
Enlazamiento de tradiciones hermanas del 17 de septiembre. Humano y Enlazador
Comienza un nuevo vinal desde el bisiesto, que es el momento del reajuste. Mientras una forma de contar el tiempo
va siguiendo los días y no hace bisiesto, la otra hace el reajuste presentando la nueva propuesta para ese nuevo periodo de 4 años que a veces son 8.
Ahora iniciamos el vinal 11 de este año desde el bisiesto con el humano 12 como kin y el enlazador 5 como nawal.

El año tiene 18 periodos de 20 días, que expresan el valor del número desde una numerología Tzolkin que asocia ese número con un sello, de modo que el vinal 11 está asociado al mono, que es la alegría y la recuperación de la inocencia y el acceso a la sabiduría inmediata que supone un nuevo nacimiento.
Para completar los 20 sellos hacen falta dos periodos. El 19 que corresponde a la tormenta lo representan los 4 días sin tiempo anteriores al día verde, que siempre contendrían un valor de tormenta, o sea de hechos milagrosos. Y el periodo 20 sería el día verde, como expresión de lo óptimo y del sol, la iluminación.

Consecuentemente en este momento iniciamos un periodo de 20 días favorable a la recuperación de la inocencia, la alegría, el nuevo nacimiento y la sabiduría inmediata. Eso lo expresa a través del humano cristal, que es el humano que no se pelea con la luz, sino que permite que la luz le atraviese. Es el humano que reconoce la misión de la luz, representada por la onda del dragón, y colabora con ella. También expresa el sexto sol, el sexto periodo de iluminación, que estaría justamente asociado al enlazador.
El enlazador es el segundo sello de la familia del dragón, es decir, la luz cumpliendo una misión, y expresa que la luz en lo físico y la iluminación en el interior de cada persona son enlazadoras y eliminan la frontera de la sombra, ampliando así el escenario.

Por eso es tan importante que desde el bisiesto del 2016, que supone iluminación-20 del guerrero-20, se ponga de manifiesto la relación que hay entre todo ser humano y la misión de la luz, que en su forma amorosa es el enlazador.

En este vinal el enlazador aparece como fuerza 5, que está dando fuerza al viento. El viento, que traduce también al gran espíritu, siempre es enlazador.
El viento va de una parte a otra, uniendo a través de su potencia. El viento lleva semillas de un lugar a otro, ayudando a que se enlacen lugares separados. Aprender eso ha sido una de las formas en que ha evolucionado la humanidad. Esto está en la construcción de velas que mueven barcos, aunque ahora ya no sea necesario. Pero el viento siempre ha sido enlazador.

Aquí vemos como la actitud enlazadora da forma a la palabra (viento). La palabra, que es viento, nos permite colaborar con la misión de la luz, poniendo palabras a los acontecimientos, pero palabras desde el águila que ve la maravilla, porque aquello de lo que hablamos es lo que creamos.
Si hablamos desde el miedo crearemos miedo, si hablamos desde el odio crearemos odio y si hablamos desde la inseguridad crearemos inseguridad. Pero si hablamos desde la misión de la luz, crearemos luz, y de eso se trata. Eso es lo que da sentido al sexto sol, abrir una puerta, que siempre es la misión del enlazador.

Por eso es importante hablar en este tiempo del enlazador, que nos empuja a no quedarnos atrapados en una costumbre o en nuestra zona de confort, sino abrir la puerta que nos enlaza con otras posibilidades y con otras dimensiones (gracias, Marilou).
Es tiempo de hablar del enlazador, porque es tiempo de hablar del sol enlazador, del sexto sol, porque es el momento de cortar el cordón umbilical para entrar en otra dimensión, en la dimensión de la paz, en la dimensión del amor.

Claro, es tiempo del humano enlazador.