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El Tzolkin en el 2018:

El año común 2018 comienza con la noche 2 de la onda del viento y acaba con la mano 2 de la onda del enlazador. De esta manera todo el año se tiñe de azul. El azul muestra transformación, conciencia y de manera muy especial el tiempo presente, el aquí y el ahora, es decir, todas las cosas concretas que haces: cómo te adaptas a los acontecimientos, cómo huyes, cómo propones, cómo respondes, pero a través de hechos concretos. Esos hechos concretos son los que te transforman, haciendo aparecer algo que podemos llamar karma o dharma. Tus acciones producen restitución o rotura de la malla de amor que une a todas las personas. Este es un año azul y va a estar lleno de acontecimientos, de pruebas o de milagros, de acciones donde tú eres agente o paciente.

El año 2018 comienza con la noche, de tal manera que todo el año es propicio desde el ensueño y la conexión con tu interior, asociado a las imágenes de abundancia para todos. “Para todos”, porque sabemos que nadie puede ser enemigo, de modo que es necesario encontrar la restitución de los enemigos al in lak’ech. Los enemigos también forman parte de aquello que se expresa como “tú eres otro yo”. También son tú, solo que hay algo incomprensible, una rotura que necesita conciencia y reconocimiento de cuándo has actuado contra el amor. Si el espejo te presenta un enemigo, busca dónde tú y tu ancestralidad habéis estado rompiendo la malla del amor desde el ego.

El año va a acabar en la mano 2, la mano enlazadora que une y restituye la unión. Es la mano enlazadora que sana. El dos corresponde al otro. Tú eres el 1 y el otro es el dos. Es un año para ensoñar al otro, sanándole en tu interior y produciendo sanación en lo que te rodea.

El año 2018 contiene la referencia a los sellos 20 y 18. Hay una iluminación clara del espejo. Pero tan 18 es el espejo como el viento, porque el espejo es el sello 18 pero el viento es la onda 18. Decimos que el sello responde a tu diálogo interior, a tus decisiones interiores, mientras que la onda ya se sitúa en el terreno grupal.
Encontrar al espejo o reconocer al espejo es entablar el diálogo con dimensiones superiores. Por eso vemos cómo el espejo se transforma en el viento. Lo que expresamos con el 18, en una secuencia que llega al 20, es cómo el espejo se transforma en viento creador.

Este año, 20-18, se inicia desde su color azul de transformación, en la onda del viento, del diálogo con las demás personas. Es un tiempo de transmutar y de hacer aparecer la realidad a través del diálogo, porque las acciones forman parte del diálogo y tú eliges la impecabilidad y la sanación de lo que antes aparecía como dañado, negativo y malo en todo y todos lo que te rodean.
Es la sanación de las circunstancias a través de la impecabilidad de la acción con el otro.

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