CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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EL SOL:

El Sol está asociado a la iluminación y la elevación de conciencia.
La luz siempre nos acompaña aunque no siempre sepamos verlo; hace que desaparezca la oscuridad, las dudas y los miedos, y nos ofrece una visión más enfocada, brillante y real de las cosas.
La iluminación es ocupar todo tu espacio y ser transparente, dejar pasar la luz del Sol. Puede expresarse con “hay luz, y tú eres luz con la luz”; no te la quedas, la das, la dejas pasar. Es una maduración, es decir algo que llega a ser real porque esa es su realidad. No se la inventa uno, sino que “la encuentra”.
La iluminación te está esperando.
El ser humano está hecho para la iluminación, sea esto lo que sea.

EL NÚMERO 20:
El Sol es el último sello, el número 20, vinculado a la onda 20, que es la onda de la Estrella, la última del Tzolkin.
El Tzolkin se inicia con Dragón 1, o sea con Dragón como onda, con la propuesta de la solidaridad y la energía femenina como propósito, para transformarte en un habitante del cielo.
Pero después de completar el viaje del Tzolkin, es decir de vivir todas las ondas, resulta que la onda 20 es la onda de la Estrella, que te lleva a la iluminación del Sol 13, última casilla o iluminación. No por ser la casilla 260, sino por haber vivenciado su contenido.
Si se ha producido la iluminación se acaba el Tzolkin, no hay que repetir y lo que sigue podría ser denominado la onda veintiuno. Y esto sucede al cumplir la onda de la Estrella.
El Sol 13 es el final de la onda de la Estrella y nos expresa la realidad de una sociedad similar a la nuestra, pero de seres iluminados.
Quizás eres Sol y te gusta la luz como tarea, pero evolutivamente el asunto no es tanto lucir o brillar, como hacer aparecer la Estrella, la luz en los demás; el Sol, como encontrar soles, o sea estrellas.

EL SELLO OCULTO:
El sello oculto del Sol es el Dragón, que es el comienzo del Tzolkin. El Sol en tono 13 es el final del Tzolkin, siendo así el Sol el último de los sellos, y sin embargo el primero.
No puede el Dragón ser el primero sin existencia del Sol, puesto que el Dragón es el Sol entrando en la manifestación. El Dragón es el Sol, o sea la luz, sólo que es la luz oculta que desciende a la materia, a la forma. El Dragón es el oculto del Sol, por eso es luz oculta, pero luz.
De esta manera, en el Tzolkin, el Sol, la luz, se sitúa como lo primero y lo último.
Dragón está en un extremo, inicia la cosa, pero como oculto, el Sol ocupa el extremo final, de modo que Dragón–Sol contienen la realidad. Mono–Perro está en medio de todo, envuelto por la realidad, abrazado amorosamente por Dragón–Sol.

LA ONDA:
El Humano trece es el final de la onda del Sol.
De esta manera el Humano es un Sol, un bebé Sol, un Sol en desarrollo y aprendizaje, y los pensamientos elevados serían la maduración de un proceso, la culminación.
Ciertamente sería entonces comprensible que interiormente sea un Dragón, con sus palabras como luz expresando su pensamiento. Y ese pensamiento solar sólo puede ser elevado.

LA ONDA OCULTA:
La Luna es la onda que acompaña al Sol. La Luna no tiene luz propia, refleja la luz del Sol; es el espejo del Sol. Pero también es la perfección del Sol, al ser el tono 10 de la onda del Sol, y el amor incondicional.
Abrirte a los contenidos de la subconsciencia parece formar parte del proceso de la iluminación.
La Luna, perfección del Sol, y comienzo del castillo verde, se presenta en el Tzolkin bajo dos formas significativas, una como onda asociada a la onda del Sol, y otra como sello oculto del Humano.
El Sol es luz; la luz no encuentra oscuridad por más que la busque, porque la luz disipa por su propia naturaleza, la oscuridad. Y sin embargo en nuestra dimensión, es decir, como seres humanos, experimentamos muchas veces la oscuridad.

EL LIBRO DE LOS SELLOS