En última instancia son ustedes los que tienen la potestad para entrar o no en una crisis, para dejarse desbordar por una emoción o para permitir que algo ajeno les desplace de su centro.
Son ustedes los que en un segundo pueden recuperar su alegría, su paz interior o bienestar, sus ganas de vivir. Eso no se lo puede quitar nadie, porque solo les pertenece a ustedes, igual que su libertad interior, el respeto o el amor a sí mismos.
Solo un segundo de lucidez es suficiente. Quizá sea el momento de experimentarlo.
Gracias.