El despertar es progresivo, aunque suele haber un desencadenante. De repente, una persona se cuestiona algo que anteriormente le parecía incuestionable. Aparecen opciones, alternativas, posibilidades distintas. Se abre un mundo diferente.
A veces puede ser duro. Quizá a la persona le apetezca volver a cerrar los ojos, no saber o no oír, pero el despertar, de forma consciente y voluntaria, es un camino sin vuelta atrás.
No olviden que en el final de ese camino hay serenidad, alegría y plenitud.
Gracias
Ana Terapias de Luz. Vía Tzolkin.