Escuchen a su corazón, cada latido. Quizá tenga ganas de sentir, quizá se sienta desatendido, quizá tenga risas o lágrimas guardadas.
Hablen con él, de sus emociones y necesidades. Tiene más fuerza y energía vital de lo que piensan. Por eso seguramente es el que marca el ritmo de la vida.
Permitan que les llegue la energía vital.
Gracias