Permitan que salga la risa, la alegría, la inocencia. Permítanse disfrutar de un amanecer, de la belleza de una flor, de la sonrisa de un niño.
Hay placeres que aun en las épocas más duras están a su alcance. También es posible la serenidad en su interior, el equilibrio y la paz, aunque sea durante unos pocos segundos.
No se avergüencen de lo que sienten, sea miedo o ternura, amor o temor, enfado o alegría.
Todo está bien.
Gracias.