Llorar con el que sufre no alivia su dolor.
Enfadarse con el agresivo no hace disminuir la tensión.
Llevar mochilas ajenas no ayuda.
No tiene sentido dar amor, para perderlo, sino compartirlo.
Estar en uno mismo, en el centro, con ecuanimidad y amor, es la mejor forma de ayudar a los demás.
Gracias.