CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Podemos hablar de la energía femenina y la energía masculina como algo que aparece ante nuestra conciencia y ante nuestro ver, de forma exterior.
Pero también podemos hablar y ver algo relacionado con la energía masculina y femenina dentro de cada persona. Cuánticamente podríamos estar hablando de lo mismo, aunque aparentemente parezca diferente.

La visión cuántica es algo que aparece en el siglo XX. Nos permite considerar que el macrocosmos es igual que el microcosmos, o que cada pequeña porción de la realidad contiene una estructura similar a la totalidad. Es decir, en la parte está el todo.

De modo que cuando hablamos de la energía masculina y de la energía femenina en el escenario de la realidad exterior en el cual aparecen hombre y mujer, o macho y hembra, encontramos que es similar al pequeño escenario en el interior de cada persona, también con una energía masculina y una energía femenina.
Precisamente esa consideración y esa mirada son las que permiten encontrar el adecuado equilibrio armónico entre esas dos fuerzas, de modo que lo que sucede en la realidad exterior es como en un espejo lo que sucede en su realidad interior.
Es decir, la existencia de hombres y mujeres en la realidad que vemos, que es el escenario exterior, traduce la existencia de energías similares en la realidad interior.

De esa manera, nos interesa ver siguiendo el código Tzolkin si lo rojo, que corresponde a la materia y la forma, expresa la energía masculina o femenina, y lo blanco, que corresponde al agua, esa energía que se adapta a la forma que lo contiene, expresa la energía masculina o femenina.
Es decir, ¿el cuerpo es energía masculina o energía femenina?, ¿la emoción es energía masculina o energía femenina?

En el código Tzolkin decimos que el dragón rojo, que es el inicio de la forma y representa la realidad material en la que estamos, corresponde a la energía femenina, porque el dragón cuida de todo y se ocupa de todo.
También decimos que la tierra roja, como un símil de la madre tierra, atrae a todos hacia sí, siendo todos bienvenidos, por lo que podría ser una expresión de la energía femenina incluyente y maternal.
También la luna podría parecer energía femenina asociada a la emoción.
Incluso la serpiente parece preferir una denominación femenina para significar la kundalini.
Finalmente, el caminante del cielo podría ser la única forma aparente donde aparece una referencia a algún tipo de energía masculina asociada al rojo, aunque solamente sea en la sintaxis.

Sin embargo, la propuesta del Tzolkin donde aparecen esos contenidos, está basada en mirar más allá de la realidad aparente. Consecuentemente, está diciendo que más allá de la forma aparente de la materia, basada en la fuerza, rigidez y dureza, hay una realidad espiritual que ya sí es de característica femenina.
Por eso se habla de un vaso o recipiente que está lleno de agua. El recipiente es duro, pero el interior contiene agua. Es decir, la propuesta del Tzolkin es mirar la realidad llena de amor, no de dureza.

Lo rojo entonces sería energía masculina en el nivel aparente, pero estaría lleno de energía femenina más allá de la forma. Por eso es un recipiente que contiene agua.
La fuerza, rigidez y dureza son ejemplos de energía masculina en la tercera dimensión o dimensión del ego, donde si un hombre es poco fuerte, es poco hombre, y donde no hay nada peor que ser hombre y ser poco hombre.

Consecuentemente estamos diciendo que lo rojo en la tercera dimensión es energía masculina, que no siente ni sufre, pero al situarte en la quinta dimensión, entrando en otra realidad plegada, descubres que sí siente y sí contiene agua, es decir, emoción y energía femenina, de modo que puedes conectar con ella.

La energía del hombre está basada por ejemplo en aguantar el dolor, no llorar, ser fuerte o ser como una roca, porque en la realidad normal eso es lo que parece.
Pero decimos que el cuerpo tiene esa energía luminosa de la kundalini (serpiente), esa energía amorosa de emoción (luna), esa energía madre de la tierra, esa energía femenina del dragón y esa energía del gozo del caminante del cielo, con lo cual decimos que es solamente una apariencia.
La energía masculina de lo duro, insensible y no emocional queda solamente en la apariencia, y ahora se trata de conectar con esa otra energía, porque efectivamente el cuerpo contiene agua.

La dureza de la piedra la ha creado el agua al oxidar los metales. Es decir, lo duro está lleno de agua, que le hace fuerte. La energía masculina estaba llena de energía femenina, solo que era desconocida e ignorada, y ahora se trata de descubrirla.
La energía masculina sobreactúa, porque la energía femenina no es una energía inferior, sino que pertenece a dimensiones superiores. La energía masculina siempre tiene que tener fuerza, dureza y poder para auto sentirse valorado en la tercera dimensión, y entonces en lugar de colaborar, encontrando que la fuerza viene de la integración, se queda solamente en el “yo tengo que hacerlo”, o sea que se desconecta. Desconoce que la kundalini da fuerza al cuerpo, que el agua da fuerza a lo sólido y que la emoción te hace más humano.

De esta manera la invitación del Tzolkin a través del color rojo para la energía masculina es actuar como el caminante del cielo, explorando la realidad y saliendo de la realidad rígida, quitándose las gafas de una realidad para poder ver otra, la que está dentro de la realidad aparente, que es la que le va a introducir en la realidad global.

En el código Tzolkin lo blanco está asociado al azul, que es el tiempo y el presente. Descubrir la emoción y conectarse con ella permite al ser humano entrar en el tiempo, que no es el del vivir muriendo, sino el del ser siendo que te lleva a la inmortalidad, o sea al cielo y al gozo.
El gozo para el deterioro del tiempo y activa el nuevo tiempo. Estamos ante una frontera y en esa frontera la emoción y la vida que libera la emoción, es prioritaria.