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LA LUZ TOMA FORMA (Extracto del nuevo libro «Tiempo de Ser»)
Estamos en una dimensión donde la luz toma forma.
Quizá no sepamos muy bien qué cosa sea la luz, al ser algo subjetivo, ya que nosotros también formamos parte de la luz.
De cualquier manera, sea lo que sea esa expresión subjetiva, en el criterio en que se mueve el ser humano es algo inmaterial, y a través de lo que se conoce como Bosón de Higgs, encontramos que se convierte en algo material. La luz, que también podemos considerar como una vibración o frecuencia, en un campo unificado con unas determinadas leyes, se transforma en materia, en algo que tiene un cuerpo.

Estamos en una dimensión creada por la luz al transformarse en materia. Pero a su vez encontramos que la materia tiene como característica la forma. Quizá haya dimensiones donde la materia solo sea gaseosa, es decir, sin forma, pero en la dimensión en que nos encontramos, la vida se organiza a través de la forma. Primero la luz adquiere un contenido material medible, pero luego adquiere una forma.
Podría existir una realidad material o dimensión sin forma, con gases, colores o expresiones musicales, y podría haber seres que viviesen en esa realidad material o dimensión. Pero nosotros, no. Vivimos en un mundo donde la luz ha tomado materia, que luego se ha organizado a través de una forma.
La característica de la forma es que es reconocible. La forma es algo fijo, inmutable, que no cambia, y a través de mantenerse siempre en la misma forma, puede ser reconocida.
Que la luz quiera ser reconocida está expresando que su intención es dialogar, tomando forma para ser reconocida dentro de un diálogo. El receptor del diálogo es la conciencia del ser humano, es decir, yo, tu o cualquier persona.
La luz toma forma para entablar un diálogo contigo.