CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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No tenemos ni idea, pero tiramos del hilo. Quizá simplemente pasábamos por aquí sin nada apremiante que hacer y echamos una mirada alrededor. Bueno, igual que los pájaros pían y los pollos cacarean, los seres humanos hablamos.

El asunto es que Abel pudiera ser, si los egiptólogos no nos engañan que no creo que les paguen para eso, AB, que expresa el corazón en el Egipto de los papiros, y EL, que en esa lengua primordial donde se inventa la escritura fonética significa Dios.
De modo que Abel significaría “aquel que tiene el corazón semejante al de Dios”.

Esa misma expresión, “corazón semejante al de Dios”, también la encontramos asociada a Jerusalén, la ciudad de David.
Así, también encontramos la referencia al corazón de Dios asociado en esta dimensión donde está la muerte y al sufrimiento. En un lenguaje binario el asunto sería “sí corazón de Dios”, “no corazón de Dios”, entendiendo que el lenguaje binario es sí/no o por aquí sí/por aquí no.

Esto nos sitúa ante dos niveles de realidad dimensional que podemos denominar Jerusalén. Un nivel de realidad dimensional donde Jerusalén es un lugar de guerra y sufrimiento, y otro nivel en el que es todo lo contrario, un lugar de gozo, paz y amor. Es decir, estaríamos usando Jerusalén como etiqueta, icono o símbolo.

La pregunta es por qué Jerusalén hace referencia al corazón de Dios. La respuesta es muy simple, ya que Jerusalén es la ciudad de David y el templo es la referencia habitual y también mental de esa otra dimensión del gozo y de la paz.
Pero la realidad hoy es que es un territorio de sufrimiento.
David, ya en este idioma enlazador en que hablamos resuena con DA-VIDA. David-Davida, como una pareja al estilo de las parejas de los dioses de Egipto. David-Davida contiene fonéticamente una resonancia y una sincronía, por lo menos en la dimensión del arcano cero del Tarot, maravillosa dimensión por otra parte, poco seria ciertamente, pero personalmente prefiero lo que es a lo que SERÍA. Sí, prefiero lo que ES SIENDO, porque la mujer del quesero ¿qué será?, y la casa donde vivían ¿qué sería?

David es denominado en el libro de los libros, o sea la Biblia -es un plural-, como aquel que tiene un corazón semejante a Dios.
Cuando el profeta enviado por Dios para ungir a un rey para Israel le encuentra, por su aspecto cree que no será ese el elegido. Sin embargo, Dios le dice al profeta “este es, porque tiene un corazón semejante al mío”. O sea, podemos hablar de David como AB-EL, David el del corazón semejante a Dios.
David el ABEL es el que gana Jerusalén. Y entonces sucede una conversación en metalenguaje. Los que están en Jerusalén le dicen a David que no va a entrar allí porque hasta los ciegos y los cojos se lo van a impedir (2 Samuel 5), como si ese Jerusalén del que habla estuviera lleno de cojos y ciegos. Posteriormente, cuando David entra, la frase se transformará en “aquí no entrarán ciegos y cojos”.

El metalenguaje es que en la dimensión del sufrimiento y el abuso se vive desde un parámetro contrario al corazón de Dios, y en otra realidad dimensional es donde Jerusalén aparece como un lugar donde no hay cojos ni ciegos, es decir, todos los que viven allí están sanados.
Ese es el lenguaje binario: sí/no o sí ciegos/no ciegos, que se traduce en no paz/sí paz, porque el problema no está en la palabra sino en el contenido.

Este es el auténtico Jerusalén y los que van con David a Jerusalén pertenecen a todas las naciones; no es un problema de naciones, sino un problema de corazón, ya que los valientes de David que ganan Jerusalén pertenecen a todas las naciones: cretenses, filisteos e hititas, significando que todas las naciones pertenecen a Jerusalén del cielo.

Todos estamos unidos. Las neuronas espejo unen a todos. Todos son bienvenidos a la paz. Todos son bienvenidos al amor.
Cuando suficientes personas estén en la vibración del amor, todos se verán libres del depredador, o sea del miedo. Eso es parte de la misión.