CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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David y Salomón son la misma persona. Se trata de la persona que escucha a Dios y establece un diálogo con Dios.
De alguna manera es de lo que se trata, de abrir los escáneres espirituales para conectar con la realidad profunda y auténtica, más allá de la apariencia.

Se trata de alinear tu corazón con el corazón profundo de la vida, con el corazón amoroso que sustenta todo. Ese es el mensaje del Tzolkin.
La tierra como sello te pide una alineación para fluir sin roce, que ya es el inicio de la paz. El voluntario es una expresión de la paz, porque se alinea con el propósito y con el plan divino que es la sabiduría divina. Reconocemos la sabiduría divina al encontrar su plan divino, fuerza creadora de toda la realidad. Cuando eres voluntario para vivir esto, estás en paz; te alineas con ese propósito y estás en paz.

Eso traduce de alguna manera la experiencia de Salomón, o mejor dicho la experiencia final de David, que es cuando se empieza a construir el templo. Cuando David reconoce su pecado y que su proyecto no es el de Dios, fruto de esa iluminación inicia la construcción del templo, comenzando con la elección del lugar y reuniendo los materiales.
Ese es el inicio de la construcción y el momento en que David se rinde al plan de Dios y reconoce que, sea cual sea su plan, no es el adecuado. Dios le ha dado éxito cuando su plan ha coincidido, pero no precisamente por ser el suyo.

David vendría a ocupar los 16 primeros sellos, hasta el guerrero. David es el prototipo de guerrero, pero también es un prototipo de expansión de la conciencia.
Mirando la secuencia de los 20 sellos, el sello 16, el guerrero, pertenece a la familia del dragón y corresponde al cuarto peldaño. Los 16 primeros sellos contienen 4 rojos, 4 blancos, 4 azules y 4 amarillos, y el sello 17, la tierra, comienza la quinta presentación de todos los colores, como un ejemplo de quinta dimensión, con ese salto arquetípico y esa iluminación donde se produce la transformación de David, final del rey guerrero, y Salomón, inicio del rey de paz.

Por otra parte, el sello 17 da inicio a una onda, la onda de la tierra, que termina con la luna como forma transcendente. En el interior de ese sello hay un camino que te lleva en su forma transcendente a la luna, conteniendo el concepto de inicio del tiempo, ya que la luna pertenece a la familia portal, uno de cuyos significados es que el tiempo se inicia, siendo en este caso el tiempo auténtico del castillo verde.

La característica del quinto castillo, el castillo verde, es que está constituido con la forma transcendente del cuarto castillo o cuarta dimensión; la quinta dimensión es la elevación transcendente de la cuarta dimensión. Eso lo vemos en los sellos de la misma forma que en la imagen arquetípica de David y Salomón.

David y Salomón son dos personajes históricos –benditos sean- pero también expresan una fuerza arquetípica. David es un ejemplo de vida, de experiencias maravillosas, desde su elección no por ser el más fuerte sino por su corazón, siendo un arquetipo al decir algo que es útil para todas las personas, porque todas las personas tenemos corazón. En ese corazón es donde se encuentra la similitud y la identidad con Dios. David tiene un corazón igual al de Dios, y todas las personas cuando se sitúan en David también. David es un rey guerrero y se transforma en rey de paz, que es Salomón.
Es su hijo, pero también es un arquetipo, solo que esa transición entre padre e hijo, que puede darse históricamente con personas diferentes, sucede también en el interior de la persona.

Ese es el momento en que estamos actualmente, el momento de la construcción del templo, la construcción de lo sagrado; allí donde la realidad externa se llena ante la conciencia de lo sagrado.
La elección de Salomón no es fuerza, poder, sino sabiduría como expresión de lo divino. Sabiduría, estar con Dios y la fuerza de la creación es lo que pide Salomón. Es una oración arquetipo que te introduce en el quinto castillo y en la quinta dimensión.

El cuarto castillo está compuesto por la tierra, cuya forma transcendente es la luna; el perro, cuya forma transcendente es el viento, esa palabra llena de luz, iluminadora, restauradora y creadora; la noche con su forma transcendente el águila; y el guerrero con su forma transcendente el guerrero. La forma transcendente del guerrero crea la sociedad de la estrella, porque se alinea con la voluntad de Dios, recibiendo su sabiduría.

Por eso podemos decir que David y Salomón son la misma persona. Es el arquetipo de la persona que entra en lo óptimo, accediendo al castillo verde, o sea tú.