CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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“Ta” en hebreo, arameo, fenicio y otros idiomas de la zona significa célula, y “Ma” significa madre. “Ta Ma” es células madre, pero unido, “Tama” es Tomás, es decir que “Tama” puede significar células madre y puede significar Tomás.
Tomás es el que comprueba las heridas de Jesucristo producidas por los clavos en las manos y por la lanza en el costado ocho días después de su resurrección, a causa aparentemente de su incredulidad, a la cual responde Jesucristo con un especial interés en demostrarle su resurrección. Esa es aparentemente la historia oficial.

Este año, en ese día han sido reconocidas por haber entrado en lo óptimo, en la resurrección, en el cielo, dos personas que adoptaron los nombres de Juan XXIII y Juan Pablo II.
Juan Pablo II había instituido ese día, a los 8 días de la resurrección de Jesucristo, como fiesta de la comprobación hecha por Tomás, bajo el nombre del día de la Misericordia, conmemorándose así la escenificación de Tomás al comprobar las heridas causadas en el cuerpo de Jesús.

En el código Tzolkin el 8 hace referencia a la estrella, es decir a la sociedad celeste, y esto de alguna manera está presente en toda referencia intencionada donde se resalta el 8. En este caso, este 8 está especialmente subrayado, porque a este periodo se le llama la octava de Pascua. El primer domingo es el domingo de Pascua y el siguiente domingo es el de la octava de Pascua.

Hablando de Tomás podemos contar esa historia, pero si hablamos de las CÉLULAS MADRE podemos contar otra historia.
Encontramos, mirando en ese espejo, que cada persona está llena de células madre, que son precisamente las que pueden comprobar la inmortalidad.
Las células madre, “Ta ma”, comprueban a través del tacto la inmortalidad; los receptores de la inmortalidad son las células madre.

Las células madre no responden a una frase, sino a una comprobación.
Las células madre no se guían por un libro; lo que dice un libro no les sirve.
Las células madre sienten, y a través de ese sentir es como pueden constatar los hechos transcendentes y pueden activarse. Sienten y deciden, porque son “inteligentes”, mejor dicho SABIAS, ya que pertenecen a dimensiones superiores, o sea a lo óptimo.

Podemos decir que las células madre pertenecen a la inmortalidad. Dentro de ti hay algo que pertenece a la inmortalidad, y es desde ahí desde donde puedes acceder a la inmortalidad, a través del sentir, del comprobar, del no dar nada por sentado o por supuesto, sino comprobar.

Tenemos que decir que Juan Pablo II expresa claramente la mayoría de los problemas de esta dimensión de la vida, ya que es una persona que ha sido perseguida por sus ideas, como ha sido perseguida la iglesia por el comunismo tras el telón de acero. Ha sido tiroteado, es decir víctima de maltrato, de abuso e intento de asesinato, traduciendo esta dimensión en que vivimos, y también ha padecido la enfermedad -una enfermedad neurológica en el cerebro como es el párkinson y una enfermedad más física como es el cáncer de colon-, y aun así ha seguido cumpliendo su misión, y ha perdonado.

Por ese motivo está asociado a dimensiones superiores a través de la demostración de su clarividencia al señalar la interacción de “tama” con la inmortalidad, de la importancia de este suceso, es decir de la importancia de activar las células madre y por lo tanto la posibilidad de activar la inmortalidad de las personas. Incluso subrayaba la “necesidad”, la “urgencia” de esa activación; señalaba la posibilidad, la necesidad y la urgencia de esa activación, y el cómo.