Dialogar con lo que te frena también es importante.
En momentos en que llegas tarde, parece que vas a perder una gran oportunidad o todo se descordina; en momentos en que parece que te has perdido o no has ganado…
En esos momentos la realidad dialoga contigo y tú puedes dialogar con ella, pero tontamente, con palabras como “vale, vale, no quieres que haga esto, y entonces qué”. Conviene decirlo, porque a veces es la única forma que le queda a lo óptimo de conectar contigo.
Cuando la vida quiere hablar contigo, hay un momento en que no puedes huir e ir detrás de lo no importante que parece “tan importante”.
Dialogar es abrir la luz.