CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Si nos situamos ante el 7, lo más trascendente asociado al reconocimiento del 7 es el conocimiento de los 7 chakras. Los 7 chakras pertenecen a la tradición ayurveda de la India y expresan cómo en el cuerpo del ser humano pueden encenderse 7 luces.

Esas 7 luces, que son los chakras cuando están iluminados, dan origen a los 7 colores del arco iris, a las 7 notas musicales, pero también a las 7 virtudes, los 7 errores, los 7 planetas y los 7 días de la semana.

En unos casos son expresión de esos 7 chakras, como por ejemplo las 7 virtudes, que serían la forma positiva de los 7 chakras. En otros casos es como mostrar el espejo, la sincronía, ver que lo que sucede al ser humano también sucede en el cosmos. Y ahí estaríamos hablando de los 7 días de la semana como forma en que se mueve la luna.

Esos 7 chakras encendidos también son una expresión sincrónica del candelabro de 7 brazos con las 7 luces encendidas. Entonces, dice que el ser humano es un candelabro, que puede tener encendida la luz.

El candelabro es el bosón y el cuerpo, y cuando el candelabro está encendido quiere decir que el bosón se muestra tal y como es, como fotón. El bosón es un fotón que toma forma para cumplir una misión y al tomar forma crea todas las formas. Y cuando cumple su misión recupera su condición fotón.

Cuando se ilumina el chakra es porque tú estás siendo tú. Cuando no se ilumina es porque tú no eres tú, aunque triunfes.

Aquí es fundamental encontrar el enlazamiento con la sabiduría maya y andina, y lo encontramos en el valor 7 de la columna 7 o columna resonante.

El bosón que se ilumina es el despertar de Tezcatlipoca. Cuando aparece Tezcatlipoca, aparece en el bosón, en la forma, y aparece en forma de luz cuando dice “todo está bien”, que quiere decir, si alguna vez parecía que estaba mal, “ahora, todo está bien, no hay daño”. Y Tezcatlipoca se transforma en esa recuperación de la inocencia, que es la recuperación del alma, y ahí es el paso del 7 al 8.

Eso sucede en la columna 7 resonante, que a través de la inocencia, de la recuperación del alma, pasa de la columna 7 a la 8, lo cual traducido al símbolo expresado por el Hombre de Vitrubio significa que el hombre bosón, que es el hombre con los pies en la tierra, inicia el vuelo, que es el hombre en equis. Y el hombre en equis que inicia el vuelo es la auténtica serpiente emplumada, la auténtica Kukulcán, Gucumatz, Quetzalcóatl.

En la sabiduría maya también encontramos el 7 en el sello 7, la mano, mostrando cómo es precisamente a través de tus acciones como haces aparecer la luz. Aquello que haces, cuando es impecable, es luz. Y esa conciencia de la luz, asociada al 7, sello 7, se transforma en la estrella. La estrella es la belleza, la armonía, el cielo, donde todas las personas son seres de luz. Entonces, hay un paso del 7 al 8 a través de la invitación a ser impecable para despertar tu estrella y bajar el cielo a la tierra.

El Hombre de Vitrubio, con los pies en la tierra, se transforma en el Hombre de Vitrubio que vuela, que está en el cielo. Estar en el cielo es lo mismo que volar.

También tenemos otra representación del 7, que es el 7 como onda, la tormenta. La tormenta es la resurrección. Cuando llueve intensamente en un desierto, ese desierto resucita y aparecen múltiples formas de vida. Ese es el símbolo. Entonces, otra gran manifestación del 7 es resucitar. encender los chakras, recuperar el fotón es resucitar. La impecabilidad de tus acciones trae luz y te resucita.

Entonces, la onda 7 se transforma en la onda 8, el ser humano. El auténtico ser humano es el resultado de esa transformación resucitadora. Y esa es la invitación.

También podríamos encontrar otro 7 en el castillo 7. El castillo 7 se muestra como el castillo que se sostiene sobre el caminante del cielo. El castillo 7 se inicia con el propósito del caminante del cielo y te invita a explorar, a salir de lo conocido, y su forma trascendente va a aparecer como el castillo 8, que es de nuevo el castillo 3.

El castillo 7 termina con la semilla 13, que significa recuperar tu programa, que es lo que tú eres, en forma trascendente. Esto da origen al castillo 8, que es Quetzalcóatl, el resultado de aprender de tu experiencia. Esto significa reconocer cuándo no has actuado en favor del amor y reconocer cómo siempre has sido sostenido por el amor, aunque eras su enemigo. Siempre has sido amado. Y eso te introduce en el presente de la inmortalidad, donde te sitúas como un voluntario.

José Cabal. Vía Tzolkin.