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El dragón es Osiris, y Osiris es cualquier ser humano.

El dragón es la luz cumpliendo su misión. El dragón es el fotón que se convierte en bosón.

Cuando el fotón entra en el campo unificado y se convierte en bosón, cuando pierde la conciencia de que es un fotón, entonces es como un ángel caído, un ángel que ya no puede volar y no sabe porqué, ni cómo ni cuándo ha sucedido eso.

Entonces, el dragón, es decir, ese fotón que como un ángel caído se ha convertido en bosón, es Osiris, rey muerto y troceado, que ha perdido su reino.

Pero cuando Osiris recupera la conciencia es como el bosón cuando recupera la conciencia del fotón y entonces empieza a cumplir su misión y a dar fruto. Entonces, el dragón se convierte en la semilla que da fruto, y entonces la semilla es un ser humano que ha recuperado la conciencia de que es un fotón cumpliendo una misión en el mundo material, lleno del poder en plenitud de florecer y hacer aparecer la abundancia y la maravilla.

Claro, eso sucede cuando la semilla ha recuperado su agua cósmica (luna) y se ha convertido en un mago, capaz de resucitar y catalizar hechos milagrosos (tormenta). Y entonces recupera la plena conciencia del fotón.

Entonces, vemos que el dragón es Osiris, y Osiris es un ser humano muerto esperando resucitar, y resucita a través del amor, a través de la dualidad, cuando recupera la conexión con su ser espiritual, con su doble cuántico, con Isis.

Isis, el amor, está siempre entorno a cualquier persona Osiris.

Cuando Osiris recupera la conciencia del fotón cumpliendo una misión se transforma en Horus, y entonces es el ser humano que habla (viento) y su palabra es luz, la luz de Horus, el nuevo sol de la conciencia, que se despliega ante la gran conciencia de la luz, cuyas acciones (mano) son también luz, porque ha recuperado completamente la conexión con la libertad divina del amor y se ha situado como un voluntario, conectado con el corazón amoroso de la vida (tierra).

Entonces, sucede que la realidad se transforma en la maravilla, en lo óptimo, y aparece Seth como una fuerza inexplicable, porque no necesita de la lógica. Seth defiende a Osiris en su viaje en el inframundo de la gran serpiente de la muerte. La prueba, el obstáculo, el conflicto, lo que parece que te destruye recupera tu condición divina, y entonces, todo está bien.

Y se produce el enlazamiento, el maridaje entre la planta y la liana, entre la tierra y el cielo.

José Cabal. Víatzolkin.com