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A la mayor parte de las personas en el siglo XXI no se les ocurriría pensar que el sol es hijo de la luna. Sin embargo, a los huicholes, sí. Los huicholes coinciden en eso con los antiguos egipcios o egipcios de las pirámides.

Ni a las personas del siglo XXI, ni a las de los siglos XX, XVIII o XVII, ni a casi nadie se le ocurre considerar al sol como hijo de la luna.
Sin embargo los antiguos egipcios llamaban a la luna Isis y decían que Horus, el sol naciente, era su hijo. Y no estamos hablando de una civilización rudimentaria sino que los investigadores y las personas que deben ser sabias porque tienen muchos títulos y han pasado muchos años estudiando cosas, encuentran una gran sabiduría en esa civilización, y las personas que no hacen estudios lógicos sino iniciáticos, es decir que tratan de cosas espirituales, también.

Los huicholes cuentan en sus relatos también que el sol es hijo de la luna. Por ese motivo encontramos una similitud significativa entre estas dos culturas, alejadas en el tiempo y en el espacio, y que manifiestan de alguna manera que existe un vínculo común entre esos dos conocimientos.

Hay otro vínculo común entre esas dos culturas respecto a la valoración que se da al número 5.
La relación de los huicholes con el 5 es muy estrecha, al estar agrupados en 5 comunidades, cada una con sus propios dirigentes, y por la importancia que dan a los cuatro rumbos o cuatro direcciones y el centro. Este conocimiento es importante para cada persona y también para el grupo.
Por su parte, los egipcios, con sus 5 días epagómenos cada uno atribuido a un dios, también expresan un conocimiento aplicable a cada persona y al grupo.

La similitud en cuanto a que la luna sea la madre del sol en estas dos culturas tan alejadas pero tan unidas, también está reforzada por la presencia de la muerte en relación al surgimiento de la luz.
En el caso de Isis y los egipcios, Horus, que es el sol naciente y el hijo de Isis, aparece como resultado de la muerte y descuartizamiento de su padre Osiris, es decir que Horus, el sol que nace, está asociado a la muerte violenta de su padre. El surgimiento de la luz parece precisar un momento anterior de muerte, incluso de brutalidad, además de otros elementos no óptimos como puede ser la envidia y cosas así.
Si hay dos posibilidades, uno puede elegir. En cualquier caso la luz, es decir la vida, se muestra como lo real, y entonces es permanente y constante.
En los relatos de los huicholes el hijo de la luna también es sacrificado de forma más o menos elegantemente o brutalmente, por ejemplo arrojado a un horno de fuego, siendo normalmente el hijo de la luna un ser deforme, tal vez cojo o tuerto.

De modo que el elemento de lo no óptimo también está presente, en un caso en el asesinato por envidia y el descuartizamiento del padre de Horus, y en el otro en los sucesos que acaban con la muerte del hijo de la luna en la cultura huichole.
Sin embargo, el niño hijo de la luna en lugar de morir se introduce dentro de la tierra, huyendo, y al cabo de 5 días aparece como sol. Ahí vemos también los 5 días que los egipcios llaman epagómenos.

Encontramos que todas las personas, todos los peregrinos de la sierra madre están realizando un sacramento; están realizando algo sagrado, de la misma manera que en las iglesias, sinagogas y templos hay personas dedicadas a lo sagrado permanentemente y realizan con sus ritmos las celebraciones oportunas.
Estas personas, cuyo escenario es la tierra, están haciendo un gesto ritual que no saben para quién lo hacen, pero quizá puedas ver que lo hacen para ti.
Pudiera ser que todas las personas fuésemos peregrinos, y que nuestra vida empiece a tener sentido cuando nos reconocemos como tal.

El nacimiento de la luz es una experiencia interior y hay un momento en que cada persona puede elegir entre lo óptimo y lo no óptimo.
Sí, gracias. Salvar Wirikuta.

Ah, casi se nos olvidaba decir algo sobre el cinco en el código Tzolkin.
El 5 como sello es la luz, pero la luz dentro de cada persona, la luz interior; el 5 como onda es esa especie de peregrino que llamamos caminante del cielo; y el 5 como lugar es el castillo verde, o sea lo óptimo.
Sí, claro. Gracias huicholes, de ahora, de antes y de siempre.
Hay gente que crucifica a otro en nombre de un Dios clemente y misericordioso, y hay peregrinos que saben y que ven, haciendo un acto sagrado para toda la humanidad, enseñando la frontera del mundo.