CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Pero el sol para ser, para reconocerse como estrella, habitante del cielo y ser transcendente necesita ser águila, es decir necesita mirar desde el corazón.

Y cuando hablamos del sol hablamos de cualquier ser humano.

El ser humano, tú, yo, él, ella, ellos, ellas (o ellas-ellos como gustan decir ahora) es trascendente cuando mira desde el corazón.

El águila mira al sol porque vuela hacia el sol.

La persona es transcendente cuando mira y se nutre del sol, cuando con su mirada penetrante penetra en lo profundo de la luz. Eso significa que NO JUZGA, ya que cuando juzgas lo que miras es el error y la falta: no miras la luz, miras la falta de luz.

Cuando miras desde el corazón, que es donde está la chispa de luz de la vida, que es la chispa divina de la luz, entonces tu pequeña luz se nutre y crece.

Cuando miras sin juicio y ves la luz, tu luz se nutre y entonces resucitas y eres sol, eres luz.

Pero para resucitar y poder mirar y ver la luz necesitas que tus palabras sean siempre impecables, porque si tus palabras no son luz, la fuerza creadora de tus palabras crean el inframundo y quedas atrapado ahí.

Si tus palabras no son de amor y vida entonces creas la guerra y la muerte hasta que resucitas.

Y para que tus palabras sean de amor, vida, luz y sean impecables, necesitan ser las palabras verdaderas de tu ser divino interior, siempre joven. Necesitan ser las palabras de tu Tezcatlipoca interior, tu Cristo interior, tu dios-diosa interior, tu niña divina o niño divino, y para eso necesitas recuperar tu agua cósmica, limpiando y trasmutando tus emociones, porque necesitas nutrirte de tu vida, comer como el cóndor la carroña, mirándola como el águila, viendo luz.

Entonces tus palabras son luz y crean vida. Y para eso solo necesitas querer que suceda y afirmarlo, decirlo, pronunciarlo: “Aquí estoy, Dios, soy voluntario. Aquí estoy, Dios, soy voluntario, transforma mi vida en Luz. Aquí estoy, Dios, transforma mi vida en Amor. Aquí estoy, soy voluntario”

José Cabal. Viatzolkin.com