CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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juncos en río
El mecanismo de Higgs es el proceso que da masa a las partículas elementales. Esta es una frase aceptada por los que gustan de llamarse científicos y que está explicando el surgimiento de la masa a partir de algo que no tiene masa.
Si decimos que el mecanismo de Higgs es el proceso que aporta masa y que hace aparecer como masa a las partículas elementales, estamos diciendo que hay partículas elementales en un momento que aún no tienen masa.

El mecanismo de Higgs, que da masa a las partículas elementales, también puede ser denominado mecanismo de Brout–Englert–Higgs o mecanismo de Englert–Brout–Higgs–Guralnik–Hagen–Kibble.
Palabras, maravillosas palabras, bonitas, encantadoras y cautivadoras palabras. Pero, ¿qué estamos diciendo? Algo que denominamos mecanismo de Higgs, o mecanismo de Higgs…. y todas esas palabras, sirve para explicar que de repente aparezca masa donde antes no había.
Había algo, consideramos que hay partículas elementales, pero no había.

El surgimiento de la materia y de la forma, porque la masa está asociada a la forma, es lo que en el Tzolkin se expresa con los símbolos del sol y el dragón unidos: el sol, que es la luz-no forma y está en lo oculto, y el dragón, que es forma y materia, y adopta el color rojo.
El mecanismo de Higgs es cómo toma forma la no forma.

Pero todos estos procesos de símbolos que se expresan con palabras requieren conciencia. Podemos estar utilizando palabras como “Englert–Brout–Higgs–Guralnik–Hagen–Kibble”, sin estar diciendo nada, salvo que alguien diga “sí, a Guralnik le conozco yo, vive debajo de mi casa y le veo todas las mañanas jugar al tenis”. Pero si no, simplemente son palabras y quizá muchas veces algo parecido a lo que hacen los pavos reales.

El Tzolkin tipo comienza con el dragón rojo, es decir, la materia. Pero el Tzolkin no es un plano, sino algo circular, por lo que podemos ver lo que hay antes de empezar a ver, que es el sol.
El sol está donde todavía no estamos viendo, y lo primero que vemos es el dragón. Esto es similar al mecanismo de Higgs: la aparición de lo rojo y en lo oculto lo amarillo, la luz.

Podríamos decir que hablar del dragón es similar a hablar del Bosón de Higgs cuando ni siquiera Higgs podía sospechar que existiese Higgs, o hablar del bosón de Higgs antes de que se conocieran los bosones. Cuando no se tenían esos conceptos también se podía hablar de ellos, solo que de otra manera.

Tenemos el ejemplo de los sofismas, concretamente el expresado por Zenón, donde expresa que es imposible que una persona, aunque vaya más deprisa, atrape a algo que se mueva más despacio, simplemente porque es un sofisma o un espejismo.
Cuando el rápido llega donde se encuentra el lento, el lento se ha marchado y ya no se encuentra ahí. En una segunda operación, el rápido llega donde estaba el lento, pero el lento también ha andado un poquito y no se encuentra ahí. Entonces nunca coinciden.

Eso se puede construir con la utilización de las palabras, pero no está expresando algo real. Está adentrándose en otra realidad. De la misma manera, cuando estamos hablando de las partículas subatómicas, el exceso de profesionalidad te impide una forma de ver. Vas detrás de unos conceptos, que tienen que enlazar con otros, y entonces el rápido nunca alcanza al lento.