CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Aquello que está expresado en el código Tzolkin como el dragón y el sol traduce la experiencia diaria de todos los seres humanos, donde hay una alternancia entre el día, que es donde está presente el sol aportando su luz, iluminando el espacio y conteniendo también el tiempo, y la noche, donde el sol también está, solo que fuera de nuestra experiencia visual, es decir, se ha desplazado a otro espacio vital y ya no ilumina el lugar donde estamos. El sol sigue estando, solo que fuera de nuestra visión, porque está al otro lado de la parte de la tierra donde estamos.

Es una experiencia que constituye los días de cada persona: hay luz, no hay luz. Cuando hay luz le llamamos día, que es cuando está el sol, y cuando no hay luz le llamamos noche.
Pero en la traducción al código Tzolkin la experiencia de cuando hay luz y podemos ver las cosas corresponde al dragón. El día es el dragón y el sol corresponde a lo contrario de lo que se ve, anunciando que hay una realidad más allá de lo que se ve.
Esa realidad más allá de lo que se ve, que es la realidad profunda de las cosas, que no es la superficie y lo que se ve de las cosas, es accesible al mago.
De modo que podemos decir que el día, más allá de la realidad aparente, es accesible al mago.

Esto lo decimos porque el código Tzolkin maneja 20 sellos, que llevan un orden, siendo la forma en que el día, como expresión de cuando la luz permite ver la superficie de las cosas, transita, se dirige o abre un camino a este lugar donde se va el sol cuando no lo vemos.
Es decir, el camino va desde la superficie de las cosas a la realidad profunda.
Los 13 primeros sellos sacan su raíz y su fuerza del dragón, expresando esa realidad visible. A partir del sello 14 se abre una nueva experiencia o nivel, iniciado con el mago y denominado la onda del mago, pero que es solo una fracción o parte de la experiencia que expresan los 20 sellos.
En esa porción o parte es donde también se encuentra el sol como final. El mago inicia una nueva serie de 13 y al llegar al 7 es donde se encuentra el sol, con los contenidos del 7, de canalizar, permitir el descenso y abrir ese canal.

Aunque la onda continúa en una segunda aparición de varios sellos, termina la presentación de los 20 sellos, apareciendo dos niveles, uno que va del 1 al 13 y otro del 14 al 20.
Es la presentación de los 20 sellos, y luego empiezan repeticiones o nuevas secuenciaciones con nuevos contenidos.

La experiencia que se inicia en el sello 14 del mago es la que encuentra al sol, que es aquello que está en lo que en la visión normal aparece como no visible y oscuro.
Esto es especialmente importante en estos momentos, porque el año que transitamos y en el que estamos moviéndonos es un año mago en tono 10.

La posición 14, cuando lo que desplegamos ya no son los 20 sellos sino las 20 ondas, que es el Tzolkin completo, expresa la onda del amor incondicional del perro, que como sello es el 10. Consecuentemente el perro como onda también es una de las formas en que en el código Tzolkin se expresa la posibilidad de acceso, el lugar desde donde se inicia el acceso a esa realidad que es luz pero que parece invisible.

Lo que hace invisible esa realidad es la forma. Es una realidad oculta, debajo o más allá de la forma de las cosas y de la apariencia. La apariencia es como un velo y el entrar en ese velo viene expresado desde el 14.
El mago, como sello, que es el año donde estamos, y el amor incondicional como onda, que como expresión y trabajo grupal requiere el amor incondicional.
Pero el perro como sello es un 10. De esta manera vemos que en el mago 10 están presentes el 14, el mago, y el 10, el perro.

Hay un momento donde se une la conciencia del mago y la acción del amor incondicional. Traduce el momento presente, siendo tanto el mago como el perro accesos directos a esa iluminación y la entrada a la realidad no visible en el mundo de la apariencia pero visible en la iluminación.