En la dimensión del amor, en la tierra del amor, en la realidad real del amor no se puede entrar si no te amas. Esa es la primera puerta, la autoestima. Si no te amas, si no sabes quién eres estás fuera. Pero si lo afirmas, lo creas. Si lo afirmas, lo decretas, aparece.
El simple pensamiento de que te amas, quizás simplemente porque lo has decidido, hace aparecer SEROTONINA, que limpia tus ojos espirituales y entonces sucede. “Me amo tal y como soy” te abre la puerta de la libertad, de la vida del amor. Entonces eres el águila que mira el sol.
Pero si no amas a las demás personas como son, sin juzgarlas, sin medirlas, tampoco avanzas mucho. Estás en la puerta, pero si no amas no puedes entrar en la realidad, la tierra, el lugar, la dimensión del amor. Sin embargo, si simplemente lo afirmas y así lo decretas (“amo a las personas tal y como son”), aunque no lo sientas, entonces aparece la OXITOCINA, hormona de la sociabilidad y la empatía, y avanzas. No tienes que crearlo ni siquiera creerlo, solo nombrarlo y querer que suceda. Existe, es el programa, solo tienes que querer y aparece.
Al restablecer los vínculos de amor eres como el cánido, perro, lobo, coyote unido a su grupo, a su linaje, a sus ancestros, y avanzas y avanzan.
Entonces puedes afirmar que “la vida me ama”, puedes afirmar que la vida es amor y eso genera DOPAMINA, que sana tu cuerpo y abre la puerta del amor activo, porque te entregas. Como el oso cierras los ojos y te entregas a ser. Sabes que el amor está dentro de ti. No es algo que necesitas, que no tienes, sino que sabes que está dentro de ti.
Y entonces ENTREGAS, entregas amor y eso produce ENDORFINAS. “Amo la vida”. No lo creas, compruébalo. Entregas amor, como el Bisonte lakota, y eso produce ENDORFINAS.
Gracias y perdón.
José Cabal. Viatzolkin.com
